La Fundación Empresarios por la Educación presentó los resultados de su encuesta de 2024, en la que 10 millones de jóvenes, entre los 18 y 28 años, opinaron sobre la educación en Colombia.
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El acceso y participación, evaluación de aprendizajes y calidad de la educación, financiamiento, sistemas de apoyo en el aprendizaje, barreras de acceso, transiciones, ambientes de aprendizaje, salud mental, y bienestar y expectativas laborales, fueron las nueve temáticas que abordó la encuesta este año.
Conocidos los resultados sobre lo que implica hoy el sistema educativo en el país, se identifica que son varias las preguntas y los interrogantes que tienen los jóvenes, al igual que sus posiciones de optimismo y de frustración.
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Martha Gutiérrez, directora del Observatorio Juventudes de la Universidad Javeriana, opinó que “para los jóvenes es muy importante la educación. Es una palanca, un mecanismo para acceder a mejores trabajos, pero también para desarrollar sus proyectos de vida y eso es muy interesante. El 97% de ellos quiere acceder a educación superior, pero vienen elementos tristes, y es que solo el 5% ingresa a una carrera universitaria y el 12% alcanza el nivel técnico tecnológico”.
Según la encuesta, el 83% de los jóvenes manifiesta que la educación es útil en Colombia, mientras el 79% dice que es importante.
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Otras cifras para destacar es que el 84% de los jóvenes percibe la calidad de la educación como alta y el 92% considera que es buena o muy buena.
Por otra parte, el 60% de los encuestados identifica la falta de recursos como una barrera. El 59% asegura que trabaja en lo que no estudió.
“Bueno, hay dos datos que son muy importantes. Primero, la ruptura con el sistema educativo por falta de recursos económicos para sostener la educación. Esa ruptura es muy complicada porque los jóvenes salen con el propósito de ayudar a sostenerse a sí mismos y sus familias. Pero en la encuesta que hicimos el año pasado, el 67% de ellos ganaban menos de un millón de pesos, o sea, menos de un salario mínimo. No hay ninguna posibilidad de mejorar la calidad de vida de ellos y de su familia con menos de un millón de pesos mensuales. Hay un vacío en el tema del sostenimiento y cuando salen del sistema educativo es muy difícil volver a entrar”, puntualiza Martha Gutiérrez.
¿Por qué el 59% de los jóvenes del país termina trabajando en lo que no estudió? Una estudiante de Ingeniería Mecánica asegura que “a veces te das cuenta de que cuando sales al mundo real tienes muchas otras oportunidades y hay muchos otros campos que son menospreciados realmente y que no solamente te podrían gustar, sino que pueden darte ingresos o una buena vida”.
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“Hay unos jóvenes que consiguen trabajo mientras están estudiando y ya generan ingresos, entonces no ven el porqué de su profesión y de su propósito. Siento que la universidad debería centrarse no tanto en lo teórico, sino más en la práctica. Hay mucha gente que no tiene un título, pero sí mucha experiencia, más que nosotros mismos”, opina otra estudiante universitaria.
“Yo siento que tenemos un sistema de educación muy bueno, sin embargo, es muy costoso, entonces muy pocas personas pueden acceder a la educación en este país”, añade otra de las estudiantes.
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Este estudio, basado en un enfoque cuantitativo, analiza las percepciones y vivencias de los jóvenes en relación con la educación en el país.
Andrea Escobar, directora ejecutiva de Empresarios por la Educación, recuerda que “el 83% de los jóvenes encuestados encuentran que la educación es útil y esto nos da una luz y un camino para conectar que tenemos como sistema que responderles en opciones y oportunidades de vida. Otro dato importante de la encuesta de opinión en educación de jóvenes en esta edición es que los jóvenes quieren seguir estudiando, encuentran útil y hay un porcentaje muy importante que quiere seguir estudiando a título universitario y post gradual”.
La encuesta presenta las aspiraciones y frustraciones, las barreras y oportunidades que ven los jóvenes hoy en el sistema educativo colombiano.
“Para las mujeres la situación es más grave, porque el 22% de ellas se está retirando del sistema educativo porque tiene que cuidar a sus hijos o a sus hermanos menores y eso impide recuperar el enlace al sistema educativo, confinando a estas jóvenes a una situación de precarización y de pobreza”, complementa Marta Gutiérrez.
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¿Qué dicen los jóvenes profesionales en Barranquilla y Cúcuta?
En Barranquilla, una cuota de jóvenes también afirma que no encuentra una plaza de trabajo para poner en práctica los conocimientos que adquirieron durante sus carreras profesionales.
Ellos insisten que al mercado de la educación en el país todavía le hace falta mejorar las condiciones y las garantías para los estudiantes.
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Por ejemplo, Gloria Solano dice que estudió varios programas de educación superior, pero le tocó emprender ante las dificultades para conseguir un buen puesto de trabajo.
“Yo estudié inglés, estudié asistente administrativo y estudié etiqueta y protocolo, y en muchos casos te dan el trabajo, pero el sueldo que te dan no te alcanza. Decidí emprender y aunque ese camino es muy difícil, un poco complicado, a largo plazo tiene muchas ventajas”, aduce Solano.
Otro caso es el de Yarlis Vergara, quien estudió auxiliar de farmacia, pero no ha podido conseguir un empleo para ejercer su carrera, por eso trabaja en un almacén de ropa.
“Aquí la mayoría de los trabajos son con palanca y por más que uno estudie y quiera salir adelante, si no tienes una buena palanca no vas a poder trabajar”, asegura Vergara.
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De acuerdo con el más reciente informe del DANE, Barranquilla sigue siendo una de las ciudades con menor tasa de desempleo. Sin embargo, no deja de preocupar esta situación que viven muchos jóvenes.
Panorama en Cúcuta
Por otro lado, en Cúcuta los jóvenes profesionales insisten en que después de esforzarse muchísimo para terminar sus estudios, no hay las suficientes oportunidades laborales para ejercer lo que más les gusta y que más saben.
Son jóvenes cucuteños que tienen toda la fuerza y todas las ganas, pero que se quedan esperando una buena oportunidad.
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Julia Caicedo es profesional en Comercio Exterior de la Universidad de Santander. Dice que la situación en la frontera no era la mejor cuando recibió su título y no encontraba oportunidades de empleo, por lo que decidió emprender en el mundo de la belleza.
“Las oportunidades de trabajo eran muy escasas y necesitaba sustentarme. Inicié a buscar y empecé con lo de belleza por lo que emprendí con mi negocio”, recuerda Caicedo.
La profesional agrega que las ofertas de empleo le pedían experiencia con la que no contaba y por eso decidió sacar adelante su propio negocio, que ahora es uno de los mejores en extensión de pestañas de Cúcuta.
“Siempre le piden a uno experiencia, entonces eso es muy difícil, porque cuando uno sale la experiencia se hace es en el campo laboral”, advierte Caicedo.
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Otro caso es el de Karol Torres, quien hizo un estudio técnico, pero tampoco encontró oportunidades laborales, entonces administra un café Internet.
“Yo estudié secretariado auxiliar contable en el Instituto Bolivariano de Diseños, pero todo es de experiencia y uno sale y no tiene experiencia ni la oportunidad”, cuenta Torres.
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Ante la falta de oportunidades, estas jóvenes demuestran que, a pesar de los obstáculos, han salido adelante en una ciudad como Cúcuta, en la que los índices de desempleo e informalidad son altos.
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