No en todos los procesos ante la justicia es necesario un profesional. Sin embargo, en los siguientes casos sí es recomendable asesorarse.
Un abogado no es indispensable cuando se pone una tutela, o un derecho de petición, cuando es un caso de pequeñas causas, en demandas laborales de baja cuantía, o cuando son trámites ante entidades estatales. Aunque no sea obligatorio, usted podría asesorarse.
Antes de contratarlo, usted podría acudir a la Defensoría del Pueblo o los centros de conciliación, donde le brindarán orientación o asesoría de abogados de manera gratuita.
Ahora bien, cuando su caso es un tema penal, de familia, comercial, de propiedad, o de cuantías altas, entre muchos otros, sí requerirá un abogado de confianza, no solo porque la ley lo exige muchas veces, sino porque la complejidad y el manejo del proceso amerita tener abogado. Incluso mejor que sea uno especializado.
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Pero ¿cuánto cobra un abogado? Todo depende de la complejidad del proceso, del trabajo que él deba realizar, del tiempo que pueda tardar el proceso, de su prestigio profesional y del valor del negocio.
En todo caso, el acuerdo se debe hacer por escrito y los honorarios podrían pactarse como una cuantía fija, en cuyo caso se paga una parte al comenzar el proceso, otra a mitad de camino y otra cuando está concluyendo.
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Si usted necesita solamente un concepto jurídico, hay tarifas fijadas por ley, y en otros casos, el valor depende del tipo de concepto, su profundidad, etcétera.
Tenga en cuenta que muchas veces contratar a un abogado, no garantiza que el proceso saldrá más rápido. Los procesos dependen de las demoras en los juzgados.
Eso sí, usted puede pedirle al abogado que le reporte cada avance en el proceso, o las trabas judiciales que surjan. Si ve una clara negligencia profesional, podría cambiar su abogado, y en algunos casos, ese profesional podría ser investigado y sancionado.