Novak Djokovic, número tres del mundo, buscará el domingo su séptimo título de Wimbledon, y el cuarto consecutivo desde 2018, en una final potencialmente explosiva donde deberá superar el peligroso juego y las habituales tretas del controvertido Nick Kyrgios.
"Una cosa es segura, va a haber fuegos artificiales emocionales", aseguró el serbio al meterse en su 32ª final de un Grand Slam y octava de Wimbledon. De las anteriores, solo perdió en 2013, contra el escocés Andy Murray aupado por el público británico.
El gran torneo sobre hierba no se celebró en 2020 debido a la pandemia, y Djokovic no ha perdido en el All England Club londinense desde cayó en cuartos de final en 2017.
Sumando cuatro Wimbledon consecutivos, el campeón serbio busca entrar en el exclusivo club formado por Bjorn Borg, Pete Sampras y Roger Federer. Y obtener su 21º título de Grand Slam, persiguiendo a Rafa Nadal que tras ganar este año el Abierto de Australia y su 14º Roland Garros tiene ya 22 grandes trofeos.
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Este será además el último gran torneo del año para Djokovic, ya que sin vacunarse contra el Covid-19 no podrá viajar a Estados Unidos para disputar el US Open.
Pero para conquistarlo, deberá apagar el fuego del polémico australiano, genial con la raqueta y a menudo irritante con su comportamiento.
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Djokovic y Kyrgios solo se han enfrentado en dos ocasiones, en cuartos de final del torneo de Acapulco en 2017 y tres semanas más tarde en octavos de final de Indian Wells. En ambas ganó el cáustico australiano en rocosos partidos.
"Nunca antes le he ganado un set. Espero que esta vez sea diferente. Voy a jugar otra final en Wimbledon, espero que la experiencia juegue en mi favor", deseó el serbio el viernes.
-Kyrgios, polémicas y gran juego -
Kyrgios, 40º tenista del mundo, que nunca ha disputado una final de Grand Slam, pasó automáticamente a la final cuando el jueves Nadal anunció que se retiraba debido a una lesión en la zona abdominal, poniendo fin a su sueño de sumar victorias en los cuatro grandes torneos en el mismo año.
El australiano, de 27 años, llega así más descansado pero con menos práctica.
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En los últimos días reconoció que la excitación le estaba impidiendo dormir bien y que planeaba realizar un duro entrenamiento antes de la final para paliar la falta de partido.
Mientras tanto, el sábado publicó un mensaje en las redes sociales recordando su trayectoria, desde que era un niño con sobrepeso que jugaba en desgastados terrenos de tenis municipales en Canberra.
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"Creo que es un mensaje fuerte para cualquier chico que dude de sí mismo. Sólo tienen que seguir adelante. Miren esa foto, me parezco literalmente a Manny de 'Modern Family'", escribió, refiriéndose a la exitosa serie de televisión estadounidense.
"Creo que, sinceramente, es una inspiración para cualquier chico que haya sido marginado o que esté rodeado de titulares negativos o que haya sido derribado desde muchos ángulos diferentes", agregó.
Kyrgios lleva años abonado a las polémicas.
Además de rechazar tener un entrenador y no participar en muchos de los torneos, ha dado mucho que hablar por su comportamiento en las pistas.
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En la tercera ronda de Wimbledon protagonizó un muy tenso partido contra el griego Stefanos Tsitsipas, que perdió los nervios por su "circo" y acabó lanzando una bola en dirección del público y otra de la pared.
Ambos jugadores fueron amonestados y multados por su comportamiento.
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Tsitsipas lo tildó de "abusón" con "un lado diabólico", pero desde entonces el australiano ha mostrado una actitud más comedida.
Y pese a las multas y las controversias ha mostrado un juego muy sólido.
El excampeón John McEnroe, controvertido jugador en su juventud y ahora comentarista de televisión, se declaró encantado con el espectáculo de Kyrgios.
"Está siendo profesional, me encanta. Es una de las personas más inteligentes que he visto, dentro y fuera de la pista", dijo el estadounidense a la BBC.
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Pero si gana el domingo, Kyrgios será uno de los campeones más controvertidos de Wimbledon.