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Rafael Nadal, tenista español, tras un partido disputado en la temporada 2024
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Sigue la polémica por Rafael Nadal: "Hicimos la despedida que él quería"

Rafael Nadal se retiró del tenis profesional en la Copa Davis 2024, representando a España, sin embargo, el acto de despedida ha sido muy criticado por personas cercanas a él.

Tras el cierre de puertas del Palacio de los Deportes José María Martín Carpena de Málaga quedaron los rastros de nostalgia que deja el final de Rafael Nadal , el debate sobre su despedida y el fin de fiesta de la que disfrutó Italia, coronada otra vez como la mejor, beneficiada del momento de explosión de Jannik Sinner.

Málaga apaga los ecos del adiós a dos semanas de tenis y todo lo que conlleva. Al decaimiento paulatino que proporcionó la decepción de la eliminación de España de la competición y el vacío que generó con su marcha Rafael Nadal, al que le esperaba un homenaje inmenso que no existió. Fue una desbandada inesperada, precipitada.

En frío, con la distancia y el sosiego que da el paso del tiempo, cierta insatisfacción coincide entre los que acogieron primero con entusiasmo la elección de esta competición como el momento de despedida del mejor deportista español de todos los tiempos. Porque al final, volcados en el recibimiento, el adiós dejó cierta amargura.

Precipitado, pilló con el pie cambiado a la organización que tuvo que tirar de videos, de plan B, de mensajes guardados ante la ausencia de protagonistas presentes que habían reservado estancia para días después, para el viernes. No entraba en los planes que España perdiera en su primer enfrentamiento, contra Países Bajos y tuviera que salir de Málaga tan pronto.

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A casi nadie le gustó el adiós porque no estuvo a la altura. Voces como las de David Ferrer, Carlos Moyá, Toni Nadal. "Estuvo emotivo, evidentemente, con el apoyo del público. A mí me gusta que en estos actos haya imágenes, a mí particularmente me hubiera gustado ver los partidos de imágenes de Rafael ganando la Copa Davis de Sevilla, imágenes de Rafael en el torneo de Madrid, en Roland Garros o en Wimbledon porque creo que esto crea más emoción. Evidentemente, no pretendo criticar a nadie, para nada. Sí, me hubiera gustado más algo diferente, pero agradezco como familiar y como exentrenador de Rafael el detalle que tuvieron y la buena intención. A mí me hubiera gustado más otra cosa. Hoy en día se pueden hacer actos mucho más emotivos mezclando música con las imágenes y claro, Rafael es un tipo que sus imágenes transmiten pasión y emoción", indicó Toni Nadal.

"Me dejó triste cómo fue. La despedida de alguien tan importante como Rafa se quedó descafeinada. Faltó, bueno, pues quizás... personas muy importantes en su carrera tenística y gente que han sido tan importantes a nivel de rivales como también mención al equipo", opinó David Ferrer.

Clive Brunskill/Getty Images for ITF
Rafael Nadal, tenista español.
Clive Brunskill/Getty Images for ITF

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"No es momento de culpar a nadie… Pero la sensación que nos queda a todos es un poco desaliñada y cutre. Es verdad que era un martes por la noche, pero esto es deporte y con meses de antelación se sabía que si España perdía se retiraba Rafa. Nadal está muy por encima de todo esto", indicó por su parte el entrenador del balear, Carlos Moyá.

Feliciano López, compañero y amigo de Nadal, justificó, como director del evento, el acto en la pista del recinto malagueño. "Creo que deberíamos centrarnos en el hecho de que Rafa eligió la Copa Davis como el torneo final de su carrera en lugar de seguir hablando de su ceremonia de despedida. Honestamente, hicimos lo mejor que pudimos. Así que creo que deberíamos poner el foco más en el hecho de que eligió la Copa Davis como su torneo final".

En esa línea argumental se mantuvo David Haggerty, presidente de la Federación Internacional de Tenis (ITF). "Rafa es un jugador increíble y tiene un legado que inspirará a millones de jugadores en todo el mundo a jugar al tenis, a seguir jugando. Creíamos que era muy importante escuchar lo que Rafa quería y cómo quería ser despedido. Eso es exactamente lo que hicimos. La gente puede tener las opiniones que quiera sobre si estuvo bien o no, pero para mí lo más importante fue que realizamos una ceremonia que era la que quería Rafa y, siendo quien es, fue una velada genial».

Los ecos del adiós del ganador de veintidós títulos del Grand Slam permanecieron hasta el cierre del torneo, hasta el último día. Hasta la final que coronó a Italia, como se preveía, ante Países Bajos, verdugo de España y con el que no se contaba.

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Era la plaza neerlandesa la que pertenecía a España que a poco que se le hubiera dado bien en la pista hubiera podido alcanzar la final. El cuadro de David Ferrer, que apostó por Rafael Nadal para el primer partido de individuales, tenía ante si una buena oportunidad. El conjunto oranje nunca había llegado a una final en los 104 años de historia del torneo. Y es una competición que permite crecer. Con Alcaraz como garantía, un punto más, en el otro single o en el dobles, hubiera impulsado a la selección de España y hubiera rehabilitado el homenaje a Nadal, a la altura.

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