Rey de reyes desde su atalaya de 23 Grand Slams recién alcanzados, Novak Djokovic no ha gozado del mismo cariño que Roger Federer y Rafa Nadal, sus ilustres compañeros de viaje. Pero dos décadas de carrera han dejado algunos retazos de una personalidad cuanto menos poliédrica.
El serbio de 36 años lo tiene todo para ser un ídolo: afable, respetuoso, disponible, gracioso, patriota, buen padre de familia, inteligente, culto, políglota... Pero sobre todo es una persona de firmes convicciones, lo que le ha generado no pocas polémicas.
Abucheos y ovaciones
Durante Roland Garros, cualquier gesto de disconformidad del serbio fue castigado con fuertes abucheos, salvo en los prolegómenos de la final, cuando fue recibido con una ovación a la altura de su desafío que incluso sorprendió al jugador.
¿Por qué la animadversión? ¿Sobreactúa mucho? ¿Puede ser percibido como arrogante?
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No le ayuda la debilidad del público por el ya retirado Roger Federer y por Rafael Nadal, sus dos principales rivales.
'Iron Man'
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Djokovic sigue en plena forma pese a su edad. ¿Su secreto? Un régimen sin gluten desde hace diez años, algo paradójico para el hijo de un pizzero, una cámara de oxígeno para la recuperación, un gurú para los aspectos mentales o visitas a una misteriosa "pirámide" en Bosnia (que en realidad es una colina natural).
En Roland Garros además dejó ver un inusual aparatito pegado en su pecho, un dispositivo de nanotecnología para medir las variantes de su cuerpo y gestionar su rendimiento.
"Cuando era un niño me gustaba Iron Man, por lo que intento imitarle", bromeó en sala de prensa.
A vueltas con el covid
Su mala reputación aumentó durante la pandemia, cuando se mostró escéptico frente a la enfermedad y las vacunas, ganándose el apodo de 'NoVax'.
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Organizó a mediados de 2020 un torneo en los Balcanes que se convirtió en un foco de infecciones de covid-19 y fue deportado de Australia en 2022 por tratar de entrar al país sin estar vacunado, lo que le costó no participar en su 'grande' favorito.
Y en su retorno triunfal este año fue de nuevo objeto de controversia, principalmente por una lesión que describió como importante pero que no le impedía batir a sus rivales con grandísima autoridad.
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"Es interesante que se dude solo de mi lesión. Cuando es otro el que está lesionado, es una víctima", dijo Djokovic en lo que podía ser una alusión a Nadal, alabado por su victoria en 2022 después de casi medio año sin jugar por una lesión en el pie.
Políglota y divertido
Pero, junto a las polémicas, Djokovic ha mostrado grandes gestos e invierte tiempo y esfuerzo en su campaña de seducción: bromea con los espectadores, firma muchos autógrafos, no se cansa de posar con niños...
Además habla inglés, alemán, italiano y cada vez un mejor francés y español. En su primer título en Roland Garros dibujó un gran corazón con su raqueta sobre la tierra batida y en 2020 regaló su raqueta de la victoria a un niño.
Infancia marcada por la guerra
Nacido en Belgrado en 1987, el joven Djokovic quedó muy marcado por la experiencia de la guerra de Kosovo, cuando él tenía apenas 12 años.
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Para escapar a los bombardeos de la OTAN pasó dos meses y medio por la noche en refugios antiaéreos... y por el día en una pista de tenis, ya que la escuela normal estaba cerrada.
Muy patriota, aunque prefiere tener su residencia en Mónaco, Djokovic acostumbra a defender la imagen de Serbia y se preocupa por tender lazos con los países de la antigua Yugoslavia.
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En Roland Garros dio que hablar al escribir en una cámara: 'Kosovo es el corazón de Serbia. Stop a la violencia', en referencia a los enfrentamientos en esta región, independiente desde 2008 pero no reconocida por Serbia.
"Eso es lo que yo pienso. Lo podría repetir, pero no lo haré. Mucha gente no está de acuerdo, pero para mí es lo que pienso", dijo después. Djokovic en estado puro, un campeón sin límite de firmes convicciones.
Vea algunos de los mejores puntos de esta gran final:
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