El chileno Nicolás Jarry (35º ATP) no concretó en los momentos importantes su gran tenis en la Philippe Chatrier y cedió ante el noruego Casper Ruud (4º); 7-6 (7/3), 7-5 y 7-5 en tres horas y 20 minutos, este lunes en los octavos de Roland Garros.
En los tres sets Jarry fue por delante, pero le faltó colmillo en los puntos decisivos ante un Ruud convertido en el muro que lo llevó el año pasado a disputar la final ante Rafael Nadal, que logró entonces su 14ª corona.
"Fueron tres sets realmente difíciles ¿Cuánto tiempo hubiera durado el partido si nos vamos al quinto set? De todas formas estaba preparado para jugar más", señaló el noruego de 24 años ante el exjugador Alex Corretja.
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"Él sirve muy bien y juega muy agresivo. Afortunadamente esta pista tiene más espacio, lo que me ha permitido restar desde muy por detrás de la línea de fondo", añadió.
Los errores directos (67 frente a 32) fueron la perdición de Jarry ante un Ruud que hizo de la estabilidad, devolver siempre una bola más, la clave de su triunfo.
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"Estoy contento de mi lucha, de mi nivel de juego, se me escaparon muchas bolas de break que no pude controlar. Esa es la clave a este nivel. Me faltó un poco más de foco, de fuerza para concretar", analizó Jarry en rueda de prensa.
El cuarto jugador mundial jugará en cuartos de final ante el ganador del duelo entre el danés Holger Rune (6º) y el argentino Francisco Cerúndolo (23º), que se enfrentan en la Suzanne Lenglen.
- Dolorosa venganza -
En la previa de Roland Garros Jarry había ganado a Ruud en los cuartos de Ginebra, un torneo que terminó conquistando. Este lunes el noruego se cobró una dolorosa venganza.
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"Podía incluso haber ganado yo en tres sets, es duro perder así, en esta instancia duele mucho, pero así es el tenis. Me quedo con lo positivo porque luché cada punto", añadió el chileno.
Imparable hasta este lunes en París, donde firmó su mejor actuación en un Grand Slam, Jarry salió lanzado con cinco bolas de rotura en el primer juego. Ruud las salvó y la situación fue un vaticinio de lo que iría ocurriendo en las tres horas siguientes.
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Tras ganar el primer set en el 'tie break', el noruego fue capaz de anotarse el segundo tras ir 4-1 por detrás en el marcador.
En el tercero, con 5-5, Ruud hizo la rotura definitiva tras un 'hierro' del chileno, nervioso, que multiplicaba los fallos. Con su segunda bola de partido sentenció el duelo.
A sus 27 años Jarry no había ganado un partido en sus tres participaciones precedentes en Roland Garros. Regresa con tres triunfos y una tarde en la Philippe Chatrier en la que dio la cara ante un candidato al título.
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"Me voy con más experiencia, el nivel de juego fue alto desde el primer minuto y ahora me voy tras estar en la segunda semana, compitiendo en este estadio que es especial", concluyó el gigante de 1,98 metros.
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