'Alma gemela', dos palabras que se suelen escuchar mucho, día a día. Asignarle un significado puntual es difícil. De hecho, cada persona lo definirá a su manera. No obstante, muchos coincidirán en algo y es en la sensación de que llega alguien a encajar en tu vida, con sus virtudes y defectos. Una relación especial como la de Juan Sebastián Cabal y Juliana Vásquez.
Mucho se habla de los logros alcanzados, como los títulos de Grand Slam (Wimbledon y US Open), haber sido los número uno del mundo junto con Robert Farah, llevar a Colombia a un grupo mundial de Copa Davis, recibir un diploma olímpico, en fin, pero se hace poco énfasis en el proceso. Y no nos referimos solamente a lo deportivo; detrás hay muchas historias.
El 'Colombian Power' reveló que, una vez culmine la vigente temporada, 'colgarán las raquetas'; sin duda, un anuncio de alto impacto y que 'arrugó' millones de corazones, pero también de agradecimiento por siempre haber dejado el nombre del país en lo más alto. Las miradas están puestas en los tenistas y con razón, pero las familias también tuvieron su valor.
Anécdotas, alegrías, tristezas, dificultades, risas, locuras, pero, en especial, un apoyo incondicional podría resumir lo que se vivió en el círculo de Juan Sebastián Cabal. El caleño empezó esta aventura y, poco a poco, se fueron sumando personas a su bus, hasta el punto de que ahora ya tiene dos hijos (Jacobo y Juan Martín) y está casado con su esposa Juliana.
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Justamente, ella habló con Caracol Sports para conocer mucho más de lo que se vive en la 'otra cara de la moneda' y cómo fue pieza clave y fundamental en la carrera de 'Sebas', como le dice. Fueron muchos sacrificios, siempre de la mano de un amor incondicional, que dieron sus frutos. Ella también ganó su propio 'Wimbledon' y hace un 'balance' de su carrera.
¿Cómo fue tomar esa decisión del retiro?
"Fue una decisión de varios meses, de poner en una balanza los pro de estar en el tenis y de estar en casa, y son etapas. Él llevaba mucho tiempo de viaje, tenemos un hijo de seis años y otro de tres, de los que se ha perdido de muchas cosas. Por más de que he intentado estar detrás de Juan Sebastián lo más que puedo, coger los niños y arrancar, al final no es igual".
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El tema familiar y los hijos jugaron un papel clave...
"Sin duda; los niños van creciendo y, con ello, adquieren y tienen sus propias prioridades, actividades y responsabilidades, entonces hay que respetarles sus tiempos y procesos. Con el colegio se hacía mucho más difícil estar faltando a clases. Se fueron presentando situaciones que nos mostraron que ya era momento de este cambio, de tener la casa como la base".
A pesar de que lo venían hablando, cuando se aterriza la idea y se hace realidad, ¿Cómo lo vivieron?
"Aunque se venía hablando y en nuestro hogar ya era una decisión tomada, la realidad es que nunca me pegó tan duro y fue tan fuerte como ese miércoles que se anunció. Todo empezó súper temprano porque Sebas viajó a Bogotá, entonces igual quise hacer todo normal, mi rutina, empezar con el ejercicio, pero no pude. Veía tantas cosas que no fue sencillo".
¿Qué se le vino a la cabeza en ese preciso momento?
"Empecé a ver lo que ponían los medios, de lo que pensaban, en cuanto a que se retiraba uno y el otro no, o los dos, en fin y eso me fue pegando y entendí que ahora sí era en serio. El tenis ha sido parte de nosotros, como pareja, durante casi 13 años que llevamos. Así que fue decirle 'adiós' a esa etapa como pareja y familia porque nuestros hijos crecieron en eso".
Jacobo es el mayor, ¿De qué manera lo han manejado?
"Jacobo inició el tour a los tres meses y sigue, entonces para él, ir a un torneo, era verse con los hijos de otros jugadores y compartir, era el día a día. Ahorita, se dará cuenta de que empezaremos a vivir lo que para las familias es normal, pero que para nosotros será nuevo, es decir: tener la base de una familia, donde estemos como pareja y junto a los niños siempre".
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¿Cómo fue llevar esa tarea de padres, hijos, deportistas?
"Me acuerdo que al inicio, Jacobo decía: 'papi no viajes más, quédate'. Cada despedida era el llanto de ambos porque son 'uña y mugre'. Pero después pasó al otro extremo. Cuando nos sentamos y le contamos que este iba a ser el último año de Sebas, respondió: 'no quiero; ¿Cómo así?, ya no estaré en torneos; ¿No iré a las canchas?; no, papá, no quiero' (risas)".
¿Ya lo está asimilando mejor?
"Le decimos que tranquilo, que ahora estará más con Sebas, pero insiste que no. Es más, hace días, llorando, dijo: 'mamá, pero por qué, no quiero que se retire, dile que puede seguir viajando'. Es una montaña rusa de emociones, pero cuando vea a papá todos los días, entenderá. Le hablamos mucho, él pregunta y le respondemos con la honestidad del caso".
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¿Qué suelen decirle porque, al final, también terminan siendo razones de este retiro?
"Seguro y, por eso, se le explica que el papá tiene muchos dolores, que ya quiere estar en casa con ellos, acompañarlos a los torneos que tengan, a los entrenamientos, en fin. Hay que manejarlo de a poco. Entre nuestros dos hijos, el que más ha vivido este mundo es Jacobo, es un apasionado por el tenis, entonces uno entiende y él también irá comprendiendo".
Con el menor, ¿Cómo fue?
"Diferente. Infortunadamente, por el COVID-19, tenemos un hijo que creció con su papá y otro que no. Jacobo estuvo con Sebas, viajando, compartiendo, conociendo, mientras que el pequeño no fue por pandemia, y cuando se pudo, Jaco entró al colegio y era limitado. Ahora, eso hizo que esté más acostumbrado a que su papá va y viene y no está, no pasa nada".
¿Cuáles son las senaciones, tras este cambio?
"Se nos cambia todo, pero igual muy emocionados por lo que está por venir. Juan Sebastián se había perdido varias cosas de los niños como su primer torneo, temas de salud, entre otros. Por eso, uno mira y qué rico que ya vamos a estar como pareja y equipo, juntos, viviendo lo que se viene. Igual, tenemos claro que el tenis seguirá siendo parte de nuestro diario".
¿Seguirán vinculados por Juan Sebastián, por sus hijos o por qué razón?
"De todo un poco. Jacobo está enloquecido por el tenis. Esta última gira fue wow. Estaba entre el tenis y el fútbol, y hacía los dos, pero ahora todo es tenis, jugarlo, entrenarlo. Por otro lado, el legado que Sebas deja y ojalá pueda transmitir a las otras generaciones, desde su vivencia, en el tour, la élite, de saber manejar emociones, lo que se vive en cancha, en fin".
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Se viene un cambio de chip importante para todos...
"No tengo duda de que el tenis va a estar siempre entre nosotros, en la casa, así que es cuestión de ponerle buena cara a lo que se venga, aprender a mejar esta nueva realidad para Sebas, para mí y los niños. Estamos emocionados, no lo puedo negar, por lo que hicieron, fue algo gigante, maravilloso, una carrera intachable. Ahora, a estar en casa con la familia".
Juan Sebastián hizo su balance como tenista, Juliana, ¿Qué balance hace como madre, esposa, consejera, apoyo?
"(Risas) Di todo lo que tenía de mí para dar. Estuve detrás de Sebas, siempre que se podía. Arrancamos, arranquemos; hay que dormir en un hotel horrible, hagámosle que no pasa nada. A donde fuera, iba. Me acuerdo que, en pandemia, viajé a Inglaterra, estuve encerrada ocho días, salí dos y regresamos a Colombia, pero con tal de apoyarlo un momento, lo hacía".
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Así como ellos tenían objetivos deportivos, ¿Cuál era el suyo desde afuera?
"Mi prioridad siempre fue mantener la familia unida y que mis hijos crecieran con su papá al lado, es decir, que tener a su papá al lado no fuera solo en casa y ya, sino donde estuviéramos todos. A donde se podía, iba. Hubo momentos duros, de cosas a distancia, pero di lo mejor para que él tuviera tranquilidad emocional y mental y sacara todo lo mejor en cancha".
¿Siente que cumplió con eso que se propuso?
"Por lo que hemos hablado con Sebastián, sí; y, desde mi punto de vista, también. De hecho, me doy una palmadita en el hombro (risas) porque lo di todo. Lo acompañé a donde fuera. Siempre tuve claro que el tenis, al final, no era un sueño de él, sino familiar, entonces di lo mejor que pude para que se pudiera vivir al máximo hasta que él decidiera que no más".
"Por lo que hemos hablado con Sebastián", ¿Qué le dijo a lo largo de este camino?
"Sebas es un hombre de pocas palabras, él es más de acciones. Viajar con ellos es duro. La gente, de pronto, pensará que chévere, que están juntos todo el tiempo, se acompañan y demás, pero la realidad es que en el mundo del tenis es difícil. Ellos están en sus entrenamientos, en un club todo el tiempo, en zonas donde ni siquiera la familia puede entrar".
No es como lo pintan o como se ve...
"Claro. Es más, basado en eso que te cuento, uno solo comparte tiempo de calidad con ellos, en las noches, en el hotel, y es mientras les hacen masajes o tratamientos, o un momento pequeño donde están solos, pero de resto, nada. Ahora, sí hay algo claro y es que nunca me ha faltado una palabra de él, de agradecimiento, de amor, de mucha gratitud de él".
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¿Cuál es la palabra que más recuera de él?
"En general, después de un torneo, solo recibía palabras de agradecimiento, diciéndome que gracias por lucharla, porque sabe que no es fácil, pero que lo hago por estar unidos. Hay ciertas acciones y cosas de Sebas que me lo dicen todo y eso no lo cambio por nada. No necesita hablar porques de muy pocas palabras para hacerme entender y sentir muy bien".
Juliana fue pieza clave al darle "tranquilidad emocional y mental" a Juan Sebastián, ¿Recuerda algo puntual?
"El año pasado pasó algo y fue una de las cosas que más duro se vivió. Tuvimos un problema de salud muy fuerte con uno de nuestros hijos, que emocionalmente pegó como familia, poniéndonos a prueba y eso fue al tiempo que Sebas jugaba US Open. El tema inició antes ese Grand Slam y duró hasta el final de la gira; por eso, él no terminó esa temporada".
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¿Cómo mantenerse enfocado y qué rol jugó cada uno en ese duro momento?
"En cada ronda, decía: 'me devuelo, no más', entonces le respondía: 'estás jugando un Grand Slam, avanzaste de ronda, no lo hagas, fresco, acá lo estoy dando todo y si el tema se sale de control, te lo digo y te pediré que te devuelvas, estamos en manos de los mejores'. Claro, para él, emocionalmente, era durísimo, pero trato de transmitirle, que la estoy guerreando".
Ustedes son el verdadero 'Colombian Power'...
"(Risas) Él siempre ha sabido que puede contar conmigo. La lucho hasta el final para que se concentre en lo que tiene que hacer, al fin y al cabo es el trabajo de la casa; el proveedor del hogar, entonces si no está bien, el trabajo no está bien. Los dos siempre hemos sido un equipo, donde la guerreo al límite, antes que intervenir en las decisiones de él en el tenis".
Juan Sebastián Cabala eligió Wimbledon como su mayor título, ¿Cuál es el 'Wimbledon' de Juliana?
"(Risas) Mi Wimbledon, aparte de los torneos importantes que ganó, fue haber logrado estar en el tour unidos en familia. Esa fue mi mayor victoria. Y si comparo con otras familias, no es fácil. El 90% de los tenistas que tienen hijos, no viajan con sus seres queridos, sino que van solos. Era algo que constantemente los tenistas nos preguntaban, que cómo hacíamos".
Me uno a esa pregunta de los demás tenistas, ¿Cómo hacían?
"Somos de las pocas parejas que viajan con los niños, entonces, para mí, haber logrado que mis hijos se acomodaran a la vida que se llevaba, se vieran un partido completo sin problema, entendieran muchas cosas, se convirtió en mi Wmbledon (risas). Logré, a pesar de lo duro que es el tour, porque no es como lo imaginan o piensan, mantener unida a la familia".
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La vida del deportista no es fácil, a ningún nivel, pero, ¿Cuál considera que fue el mayor aporte que les dejó?
"La unión, el superar dificultades y la posibilidad de mostrarle otro mundo y culturas a nuestros hijos, que aprendieron a desenvolverse en los mil idiomas que escuchaban; hay ciertos torneos que tienen guarderías y, cuando vas, hay niños de otros países, con diversos idiomas. El hecho de aprender a defenderse es bueno. Además, de los valores del deporte".
Por ejemplo, ¿Qué tipo de valores?
"El hecho de convivir y vivir con el tenis, que es más lo que se pierde que lo que se gana, ya es un aprendizaje grande. Eso les permitió entender la frustración, manejar resultados, que no siempre es victoria, en fin. Entonces si bien no les aportó una madurez porque aún son muy pequeños, sí les ayudó a crecer como personas, conocer mil cosas y demás".
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Cuando empezaron este camino, junto a Juan Sebastián, más allá de los sueños, ¿Se imaginaban una carrera así?
"La verdad, no. Uno sueña en grande desde que empiezas y había ilusión de ganar un Grand Slam, luchar por una medalla en los Juegos Olímpicos, que era por lo que más se trabaja, pero hasta el punto de, ahora, decir que ganamos dos, en un mismo año, que Jacobo pudo estar ahí y Juan Martín tendrá fotos y recuerdos, en fin, jamás se nos pasó por la cabeza".
¿Qué le diría al tenis?
"Recuerdo que cuando empezamos en el tour, nadie viajaba con niños, entonces pensábamos que ellos no existían. Tanto que cuando quedo embarazada, se me vino a la cabeza que se había acabado el tour para mí. Pero dije, de malas, cojo a mi niño y arranco. Sebas y Robert no venían nunca a Colombia. Es una gratitud gigante con el tenis, por todo lo vivido".
Conociendo a Juan Sebastián, ¿Cómo se lo imagina en esta nueva faceta que inicia?
"Quiere tomarse unos meses para los niños. Jacobo tiene un torneo de tenis y la alegría de estar a su lado y acompañarlo a esos eventos, entrenarlo, todo, lo emociona. El poder vivir cosas básicas que no ha podido con sus hijos, lo llena. Claro, paralelo a eso, hay que hablar qué queremos hacer, en qué nos vamos a enfocar, ir pensando en la otra vida real".