Cuando en 2020 la polaca Iga Swiatek levantó en la tierra batida de París su primera Copa Suzanne Lenglen, parecía el primer capítulo de un reinado que se auguraba largo. Pero al año siguiente tropezó en cuartos de final y, tras recuperar el trono el año pasado, tratará a partir del lunes de defender al fin su título.
La jugadora de 21 años es la favorita con mucha claridad, aunque a diferencia del año pasado, cuando llegaba sin apenas oposición, en 2023 han emergido algunas jugadoras capaces de discutirle su supremacía.
La kazaja Elena Rybakyna y su reciente victoria en Roma, que le ha reconciliado con la tierra batida, y la número 2 del mundo, la bielorrusa Aryna Sabalenka, que ya ha demostrado que es capaz de derrotar a la polaca, son las dos que aparecen con más claridad. Aunque en el circuito femenino ya se sabe que las sorpresas son poco sorprendentes.
Nada más llegar a París, Swiatek se encargó de despejar las dudas que podía suscitar su estado de forma, tras el abandono en cuartos de final en Roma.
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Siempre sonriente, la jugadora demostró mucha ilusión por renovar el título y sumar así su cuarto Grand Slam, afianzar su liderazgo en el ránking y empezar a marcar una era como le vienen augurando los especialistas desde hace meses.
La polaca afronta el torneo en una situación diferente al año pasado, cuando aterrizó en París con 29 triunfos consecutivos y en busca de un récord que finalmente llevó hasta Wimbledon.
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Nadie osaba contrariar su superioridad y levantó el trofeo sin dejarse un set y sin apenas dar sensación de sufrimiento.
Ahora llega con 12 triunfos en 14 partidos disputados sobre tierra batida y con rivales que, ella misma reconoce, le obligarán a elevar el nivel.
"Siempre es algo bonito tener que buscar nuevas cosas en tu tenis, nuevas maneras de ganar a rivales. Es algo a lo que no estoy acostumbrada, pero es un reto hermoso", dijo.
CAMINO PEDREGOSO
Su camino a la defensa del título no es fácil, porque el sorteo le colocó rivales de talla en rondas muy tempranas, como la checa Barbora Krejcikova, ganadora en 2021, en octavos, la estadounidense Coco Gauff, finalista de la pasada edición, en cuartos, antes de encontrarse en semifinales con Rybakina.
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La ganadora de Roma se sacó en la capital italiana una espina sobre tierra batida, aunque se benefició del abandono de algunas rivales, como la propia Swiatek o la ucraniana Anhelina Kalinina en la final.
Propulsada al cuarto puesto del ránking, su solidez desde hace un año le convierten en una candidata. Tras caer en la tercera ronda de Roland Garros el año pasado, ha ganado Wimbledon y llegó a la final del Abierto de Australia, lo que augura un buen futuro para una jugadora cuyo techo en París son los cuartos de final que consiguió en 2021.
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En el otro lado del cuadro está Sabalenka, que esta temporada ganó a Swiatek en la durísima final de Madrid, pero perdió contra la polaca en Stuttgart.
La número 2 del mundo cayó en tercera ronda el año pasado en París, pero desde entonces su nivel ha dado un salto importante, como pone de manifiesto la victoria en el pasado Abierto de Australia.
La nómina de aspirantes es muy grande en un circuito femenino que no logra encontrar grandes referentes.
Coco Gauff puede volver a sorprender, como hizo el año pasado llegando a la final con tan solo 18 años. Con 17 había alcanzado ya los cuartos, lo que de muestra que se le da bien la tierra batida parisiense.
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La tunecina Ons Jabeur, una especialista en la tierra, la estadounidense Jessica Pegula, tres del mundo, la griega Maria Sakkari, semifinalista en Madrid o la checa Krejcikova, que ya conoce el sabor de la victoria en París, son otros de los nombres a seguir en los próximos quince días.