El salvadoreño Marcelo Arévalo se convirtió este sábado en el primer tenista centroamericano en ganar una final de Grand Slam, al ganar el Roland Garros en la modalidad de doble masculino, después de salvar tres bolas de partido en la segunda manga.
Arévalo y su compañero, el neerlandés Jean-Julien Rojer, ganaron en la final al croata Ivan Dodig y el estadounidense Austin Krajicek por 6-7(4), 7-6(5) y 6-3 en tres horas y un minuto.
El jugador nacido en Sonsonate, de 31 años, celebró efusivamente el triunfo abrazándose con su esposa, hijo y otros allegados, así como con los hinchas salvadoreños presentes en la pista Philippe Chatrier, con los que gritó "El Salvador, El Salvador".
Vestido de negro y con gorra blanca, el jugador centroamericano y su pareja holandesa remontaron un partido que parecía que tenían perdido.
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Después de perder la primera manga en el desempate, estuvieron a punto de despedirse de la final en la segunda, cuando salvaron hasta tres bolas de partido. Ganado el segundo set en el tie break, Arévalo y Rojer aceleraron y vencieron con claridad el tercero.
"Lo más importante para mí es dejar un legado importante para que los niños se alejen de las cosas no tan buenas y puedan incorporarse en el deporte. Nuestros dirigentes están haciendo un trabajo excepcional con el deporte", dijo en rueda de prensa Arévalo, el primer centroamericano en levantar un grande de tenis.
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También reaccionó con felicidad al mensaje que envió la presidencia de El Salvador de Nayib Bukele. "Es un honor que el presidente está presente, significa mucho para nuestro equipo, para mí como salvadoreño, es un honor, un placer", refirió.
Arévalo contó también que empezó a jugar como arquero en el fútbol (mide 1,93 metros), pero que a los 14 años optó por el tenis, que continuó cuando fue a estudiar a Florida (Estados Unidos), donde aún reside.
El salvadoreño ha roto tabúes en su región. Ya había alcanzado la final del Abierto de Estados Unidos del año pasado en dobles mixtos, junto a la italiana Giuliana Olmos, aunque la perdieron.
Esta vez, su compenetración con el neerlandés Rojer, de 40 años, dio sus frutos, después de comenzar a trabajar juntos a comienzos de este año, algo facilitado porque ambos residen en Florida (EE.UU.) junto a varios miembros de su equipo.