La pista Phillipe Chatrier, la central de Roland Garros, testificó el último gran duelo entre los dos jugadores más laureados de la historia del tenis, el serbio Novak Djokovic y el español Rafael Nadal que este jueves ha anunciado, oficialmente, su adiós definitivo como profesional después de las Finales de la Copa Davis que se van a jugar en Málaga del 19 al 24 de noviembre próximo.
Es el cara a cara entre el manacorí y el jugador de Belgrado, el tipo que más 'majors' acapara, el que más veces ha estado en la cima del circuito mundial, el más repetido en este deporte. Han protagonizado el español y el serbio alguno de los duelos más llamativos y emocionantes de la historia. Y entre ellos, junto a Roger Federer, ha existido una puja enconada, longeva, interminable, por acaparar los éxitos y por imponer el dominio.
No ha sido hasta este 2024, el último de Nadal, cuando el cambio generacional, el giro en el ciclo, ha llegado con la presencia, la irrupción y el asentamiento de Carlos Alcaraz y el italiano Jannik Sinner que se han repartido la gloria en los eventos grandes y que han impedido, por primera vez desde hace mucho tiempo, que ninguno del Big Three figure en el cuadro de honor de alguno de los cuatro Grand Slam.
Fue ese 29 de julio, sobre la arcilla de París donde tantas veces ha triunfado Rafael Nadal, campeón catorce veces en la Phillipe Chatrier, ante un público rendido, resignado al adiós de su campeón, cuando Novak Djokovic ganó el último gran duelo, ante Nadal.
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Llegó Nadal a aquella cita olímpica sin recorrido. Abocado a un adiós que no era capaz de esquivar, condenado por las lesiones que le han amargado a lo largo de sus veintidós años como profesional; especialmente en los dos últimos, cuando le impidieron un regreso solvente a la competición y le negaron una nueva oportunidad.
Llegó Nadal a París aferrado a la ilusión de volver a ser olímpico. De revivir esas experiencias que siempre destaca en su recorrido. Esas que ensalza más allá de otros éxitos en cualquier Grand Slam. Ese oro en Pekín 2008 tras superar en la final al chileno Fernando González después de deshacerse, precisamente de Djokovic en semifinales, y ese primer lugar del cajón en dobles, ocho año después, en Río 2016, junto a su amigo Marc López en dobles.
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El sorteo volvió a dar la espalda al español que en París 2024 se topó en segunda ronda con Novak Djokovic. Los Juegos, más allá de una ilusión, eran una asignatura pendiente para el balcánico que nunca, hasta entonces, había logrado el oro. Es lo único que le faltaba en el inigualable palmarés al balcánico que afrontó la cita de los Juegos como su última oportunidad. Enfrente, Nadal que abrazaba la presencia olímpica como la mejor ocasión de volver a sentirse tenista de primer nivel.
Fue una lucha desigual. Djokovic disfrutó. Ganó por 6-1 y 6-4. Nadal sufrió. Una derrota dolorosa para decir adiós de la Phillipe Chatrier y de su condición olímpico. Abrumado por las interminables cuestiones sobre su retirada, con la derrota aún fresca, reciente, el balear recordó su derecho a elegir su propia despedida. Se la había ganado.
Aquél día de finales de julio fue el enfrentamiento número 60 entre el serbio y el español que reconoció este jueves, en el anuncio de su retirada, no "haber sido capaz de jugar estos dos últimos años a alto nivel con tantos contratiempos".
Esa victoria en segunda ronda de parís 2024 fue el trigésimo primer triunfo de Djokovic sobre el español que se impuso al serbio en veintinueve de los sesenta duelos jugados.
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Nunca antes ningún cara a cara entre dos jugadores había sido resumido en tantos duelos, en sesenta. Veintiocho de esos enfrentamientos fueron en finales. Djokovic ganó quince. Nadal en trece. El español ganó al principio. Impuso su autoridad en los trece primeros encuentros entre ambos. Ganó diez de ellos y Djokovic solo tres. El triunfo en el Masters 1000 del 2009, en semifinales, supuso el fin del ciclo glorioso de Rafael Nadal en los enfrentamientos contra el tenista de Belgrado.
Djokovic dio un giro a la situación a partir de ese momento. En el Masters 1000 de Cincinnati del 2009 empezó a implantar su superioridad el balcánico que hasta el 2012, ganó diez de los doce que disputaron, hasta la final del Abierto de Australia de ese año. Una vez restablecida la igualdad, cada uno tuvo su momento. Aunque en los cinco más recientes, desde la final de Roland Garros del 2020 hasta la cita olímpica de París, Nadal se impuso en tres y Djokovic, en dos, entre ellas, la última.
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De todos los enfrentamientos entre ambos, dieciocho ocurrieron en torneos de Grand Slam, algo nunca visto. Nadal logró la victoria en once. Su rival, en siete. Incluidas las finales en los majors. El español consiguió cinco y el balcánico cuatro. En arcilla, donde más veces jugaron, también Nadal impuso su superioridad. De las diez ocasiones, el balear alzó los brazos como vencedor, en ocho.
El suizo Roger Federer compartió éxitos y gloria con ambos. Formó parte de la mejor época de la historia del tenis. Los triunfos fueron un reparto entre tres -durante una etapa, en el mejor momento de Andy Murray, sano, entre cuatro-. Sin embargo, el serbio será inalcanzable en la historia en cuanto títulos. Tiene veinticuatro Grand Slam. Nadal dirá adiós con veintidós y Federer con veinte.
Los protagonistas de la final de Grand Slam más larga en la Era Open, en Australia 2012, jugada por el español y el serbio, de cinco horas y 53 minutos, no volverán a encontrarse. El balcánico, el único que ha sido capaz de ganar a Nadal alguna vez en todos los Grand Slam, no disputará las Finales de la Copa Davis. Serbia descendió en la pasada edición y ha quedado fuera de las fases finales. Será allí el adiós oficial de Nadal, el único que pudo ganar dos finales de Grand Slam en pista dura al jugador de Belgrado.
Un año antes, Nadal y Djokovic fueron protagonistas de un particular partido de exhibición en Bogotá, Colombia, en el cual los pusieron a bailar salsa y portaron el típico sombrero vueltiao.
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París 2024 fue el capítulo final de un cara a cara inigualable que siempre, desde el 2006 al 2022 tuvo alguna vivencia compartida.