El estadounidense Taylor Fritz, número 5 del mundo, batió este domingo en las ATP Finals a Daniil Medvedev (4) en un partido en el que el ruso acabó desquiciado, lanzando la raqueta y amagando incluso con restar con el mango.
"Me estaba riendo. Creo que es muy divertido. Incluso cuando no estoy jugando contra él, siempre me hace reír. Me reía más entre los puntos cuando lanzaba la raqueta hacia arriba. Así es él. He tenido que concentrarme mucho en esos momentos para jugar", desveló en rueda de prensa tras su victoria en dos sets (6-4 y 6-3).
"A veces, cuando tus oponentes parecen que no lo intentan durante un juego, puedes perder la concentración. Entonces empiezan a intentarlo de nuevo y te pillan desprevenido. Eso pasa mucho más de lo que crees en el tenis profesional" añadió.
Medvedev regaló el primer set con tres dobles faltas seguidas, mermado por unas molestias en el hombro que comprometen su saque. Después de ese momento, le perdió la cara al partido, estalló una raqueta contra el suelo, rompió un micro de pista y con la nueva raqueta jugó a lanzarla al aire.
Publicidad
"Tenía que concentrarme y estar preparado para el 5-3. Sabía que con 5-3, si no sacaba bien, él no me lo iba a regalar. Iba a intentarlo con todas sus fuerzas. Iba a jugar un buen partido. Así que, por suerte, para mí, saqué un juego muy, muy sólido. No le di la oportunidad de jugar. Si él me quiebra ahí, hubiéramos igualado, así que...", insistió
Sobre su partido general, valoró: "Creo que he jugado un partido muy sólido. Saqué bien. Contra él tienes que sacar muy bien porque es muy bueno al resto. Muchas veces puedes hacer un buen saque y él te lo devuelve. Hice un gran trabajo aguantando algunos peloteos duros, siendo sólido, mostrándole que no iba a cometer demasiados errores no forzados".
Publicidad
"Estoy muy contento con cómo he jugado", sentenció.
La victoria aumenta las posibilidades de clasificarse a las semifinales. Por el contrario, Medvedev lo tiene más complicado. Ambos tienen que medirse todavía al italiano Jannik Sinner, número 1 del mundo; y al australiano Alex de Miñaur.