El tenista español Carlos Alcaraz, número 2 del mundo y que el martes se lesionó en los octavos de final del torneo de Río de Janeiro , del que era el primer cabeza de serie, ha revelado este jueves que sufre un esguince lateral de grado II en el tobillo derecho.
"Me acaban de hacer una resonancia magnética en el tobillo tras la lesión de ayer. Tras la reunión con mi médico, Junjo López, y mis fisioterapeutas Juanjo Moreno y Sergio Hernández el diagnóstico es un esguince lateral de grado II. Tengo un esguince que me mantendrá de baja unos días. ¡Nos vemos en Las Vegas y en Indian Wells!", escribe Alcaraz en la red Instagram.
Carlos Alcaraz abandonó el martes el Abierto de Río de Janeiro cuando disputaba su primer partido en el único torneo ATP 500 de Sudamérica tras torcerse el tobillo derecho en el segundo punto del duelo contra el brasileño Thiago Monteiro.
El murciano sufrió una visible torsión en el tobillo derecho cuando realizaba un desplazamiento lateral, cayó al piso en la cancha de tierra batida y tardó en levantarse.
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Con claros gestos de preocupación, el vigente campeón de Wimbledon caminó hasta el banquillo, pidió atención médica e intentó proseguir el partido tras ser vendado, pero, con claras muestras de dolor y una visible hinchazón, terminó abandonando el partido cuando empataba la primera manga en 1-1.
El partido que Carlos Alcaraz Garfia abandonó por lesión frente al brasileño Thiago Monteiro en la primera ronda del ATP 500 de Río de Janeiro, supone la tercera retirada del español en sus 207 encuentros como profesional del tenis al más alto nivel desde marzo de 2020.
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Ha sido el partido en el que el número 2 del mundo, de 20 años, ha estado menos tiempo en pista. Alcaraz se torció el tobillo derecho cuando jugaba el segundo punto sobre la tierra batida de la central del Jockey Club Brasileiro.
El pupilo de Juan Carlos Ferrero intentó seguir y, de hecho, ganó ese primer juego al resto pero perdió el segundo al saque y es que no estaba bien. Tras tan solo 18 minutos de juego, y después de estar casi un cuarto de hora sin jugar entre el tiempo que estuvo sentado en el suelo y el que pasó recibiendo atención médica, optó por lo irremediable, ir a saludar a su rival y dejar la raqueta cuando ni había roto a sudar. Lo mejor es que a priori no se trata de una lesión grave.