El resultado dirá que Juan Sebastián Cabal y Robert Farah perdieron con parciales de 6-4 y 6-4 frente a la dupla de Daniel Evans y Neal Skupski, en el tercer partido de la Copa Davis 2023, donde Colombia midió fuerzas frente a Gran Bretaña; no obstante, hubo más que eso.
A lo largo del encuentro, el cual duró casi dos horas, se vivieron toda clase de situaciones que no todos vieron, pero que, sin lugar a dudas, vale la pena contarlas. Caracol Sports estuvo presente en el Country Club de Pueblo Viejo y, por eso, les contamos cada detalle de lo ocurrido.
Así como en la cancha, los deportistas dieron lo mejor de sí y no negaron ni una gota de sudor, las hinchadas de un lado y otro tampoco desentonaron. Música, tambores, gritos, barras, papayera, banderas, camisetas y mucho color en las gradas para un ambiente maravilloso.
Justamente, esa fiesta hizo que, en muchas ocasiones, el 'Colombian Power' jamás bajara los brazos y, por el contrario, se animaran, como lo hacía Cabal, saltando, pidiendo aliento, dándole una voz de apoyo a su compañero de equipo y, pese a la derrota, gozándose cada punto.
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Caso contrario ocurrió con Farah, quien lo sufrió bastante. En muchas ocasiones, se sentía contrariado, frustrado porque no salían las cosas y hasta incrédulo con el nivel que estaban mostrando sus rivales, el cual fue superlativo de principio a fin de este tercer encuentro.
Tal fue el choque de emociones en Robert que, sobre el desenlace del compromiso, tuvo un cruce de palabras no solo con el juez y parte del banco británico, sino también con Daniel Evans, en cancha. Por fortuna, no pasó a mayores y eso quedó ahí para terminarlo con un choque de manos.
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Eso sí, sus reacciones fueron llamativas, extrovertidas y jamás se guardó nada. Se tomaba la cabeza, hacía mala cara, se reprochaba a sí mismo, pedía explicaciones a Juan Sebastián Cabal y se quejaba con su capitán Alejandro Falla, quien, con su paciencia y sabiduría, siempre estuvo para ellos.
Hablando del líder de este equipo 'cafetero', fue pieza clave con sus consejos, bajando las revoluciones cuando se debía y dando indicaciones. Además, en el momento del conflicto de Robert Farah con los rivales y jueces, hizo la labor de mediador, para apaciguar todo.
Ahora, capítulo aparte para Juan Sebastián Cabal, quien siempre demuestra ser un tremendo profesional, pero aún mejor ser humano. Pese a que, en el transcurso del encuentro, se mostró triste, decepcionado y sin saber cómo darle vuelta a la situación, nunca negó una sonrisa.
De hecho, una vez se finiquitó la dolorosa derrota, agradeció al público por el constante apoyo, levantando su brazo, en señal de saludo. Asimismo, regaló sus muñequeras a la hinchada. Todo un caballero, en las buenas y en las malas. Un ejemplo a seguir de deportividad.
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