El alemán Alexander Zverev consiguió su tercera clasificación consecutiva para semifinales de Roland Garros, tras derrotar al argentino Tomás Etcheverry, 6-4, 3-6, 6-3 y 6-4 en 3 horas y 22 minutos, que completó el mejor Grand Slam de su carrera.
El tenista de La Plata, el único cuartofinalista que no era cabeza de serie, plantó cara al alemán, que impuso su mayor experiencia en los momentos clave y que perseguirá su primera final contra el ganador del duelo entre el noruego Casper Ruud, cuarto del mundo, y el danés Hoger Rune, sexto.
Zverer, de 26 años y cabeza de serie número 22, disputará su sexta semifinal de un grande, la primera desde que hace un año se torció el tobillo en esa fase de Roland Garros.
Un retorno en potencia del germano, que está en el mismo lugar donde se lesionó cuando plantaba cara a Nadal, tras un torneo en el que ha demostrado que sigue entre los mejores del mundo.
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Etcheverry afrontó el duelo sin ningún complejo, pese a ser el único de los cuartofinalistas que nunca había jugado a estas alturas de un Grand Slam, donde había perdido los cuatro partidos que había disputado.
Pero la fe en su tenis es enorme y eso no cambió aunque estuviera enfrente un ex número 2 del mundo, en plena reconstrucción tras la lesión que tuvo el año pasado en este mismo torneo.
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La diferencia de experiencia no se tradujo en distancia de nivel, porque el de La Planta le plantó cara. Pero sí en los momentos clave, en los que el germano estuvo más astuto y aprovechó los pocos resquicios que le dejó el argentino.
Por uno de ellos, aprovechando la segunda bola de rotura para arrebatarle el saque, se apuntó el primer parcial.
Era el primer set que se dejaba Etxeberry desde su llegada a París, pero el argentino no acusó el golpe, mantuvo su tenis a buen nivel y así logró empatar el partido, un jarro de agua fría para el germano, que no se esperaba tanta resistencia.
Así, el argentino se colocó 2-0 en el inicio del tercero, aunque enseguida empató Zverev, que recobró la iniciativa y se apuntó cinco juegos seguidos para dejar encarrilado el set.
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Con un público entregado al desparpajo del argentino, aguantó el envite, pero el germano volvió a romper en el séptimo y aguantó dos bolas de recuperación en el siguiente para situarse en posición de cerrar el partido con su saque.
Contra las cuerdas, Etcheverry tiró de casta, apeló al apoyo de la grada en busca de una última bocanada de oxígeno, pero Zverev no se la concedió.
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