Noah Lyles, pese a sus 27 años, sigue conservando algunas aficiones de su juventud y, a la mínima, no duda en sacarlas a relucir. Prueba de ello es su celebración en el Estadio de Francia, con todo el estadio aclamándole, cuando se acercó a una de las cámaras de televisión y realizó la 'onda vital', el gesto más característico de Goku, el protagonista de 'Dragon Ball', su serie preferida de dibujos animados.
El estadounidense sabe de qué va el negocio del deporte y en cuanto tiene oportunidad monta su 'show'. Antes de la final de los 100, nada más salir a la pista, alentó al público, se dio golpes en el pecho y no paró de hacer gestos de complicidad a la grada para que no le perdieran detalle. Quería ser el protagonista y lo fue, aunque con suspense.
Sus 0.178 de reacción fueron el peor tiempo de los ocho finalistas, por lo que en carrera le tocó remontar, algo que hizo con esa punta de velocidad que a mitad de recorrido le ha salvado de una mala salida en más de una ocasión.
Su triunfo vino acompañado de aplausos, la mayoría, pero también de algún pito. Es la muestra de un atleta que no deja indiferente a nadie, principalmente por sus declaraciones, algunas veces dejando entrever un carácter soberbio que él niega.
Publicidad
“La línea entre la confianza y la arrogancia es muy difusa. Todo es una opinión. Por eso siempre digo que si has visto mi vida y has visto lo que he tenido que pasar, que me han dicho literalmente 'no puedes hacerlo' la mayor parte de mi vida, no hablarían así. Y aquí estoy otra vez. Logrando casi todo lo que me propongo", confesó hace unos días a su llegada a París.
El triunfo de Noah Lyles, aparte de propiciarle el oro, tiene consecuencias más allá de su propia persona, ya que ha devuelto a Estados Unidos el trono olímpico perdido desde Justin Gatlin (Atenas 2004) los últimos veinte años en los 100 metros, primero con Usain Bolt (2008-2016) y después con el italiano Marcell Jacobs (Tokio 2020), que en la final de París quedó quinto.
Publicidad
Ahora el reto de Lyles es emular en la capital francesa a Usain Bolt como el hombre más rápido del mundo. En los últimos Mundiales de atletismo al aire libre en Budapest en 2023 ganó el oro en los 100, los 200 y con el relevo 4×100. Su objetivo en estos Juegos Olímpicos de París es repetir el triplete.
Eso, como mínimo, porque ha pedido también formar parte del relevo 4x400 aunque la federación estadounidense le ha comunicado que no estará en él. Al ser el relevo que cierre la competición, si los resultados anteriores son positivos, podrían reconsiderar la decisión, al menos para las series.
Lo que está claro es que el estadounidense, que esta temporada ha firmado un millonario contrato con Adidas, traspasa las fronteras más allá de la pista de atletismo. Tiene su propio canal de contenidos en YouTube, trabaja con una agencia creativa que le ayuda y asesora con los contenidos y su imagen está asociada a multitud de marcas como Omega o Visa, además de ser protagonista de un documental de Netflix.