Antiguos robots de la industria del automóvil se convirtieron en unos inusuales jardineros en el parque Ueno, en donde se les rinde un homenaje a los atletas de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020.
El encargado de la insólita instalación es el artista británico Jason Bruges, que inscribió su obra en el festival cultural de Tokio organizado con motivo de la cita olímpica.
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Cuatro imponentes brazos robóticos de unos dos metros de alto elaboran formas a partir de los movimientos captados en video en la competencia de 2016.
"Es una especie de espejo, una especie de reflexión sobre lo que pasa en los Juegos", explicó Bruges.
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Él establece un paralelismo entre los robots y los deportistas, que repiten durante años los mismos movimientos para alcanzar la perfección en un dominio muy preciso.
"Sea un corredor, un skater o un ciclista, tendrán condicionado el cuerpo por algo único", dijo.
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Bruges y los otros miembros de su estudio cruzaron el arte y las nuevas tecnologías para analizar y tratar secuencias de video de deportistas que participaron en los Juegos Olímpicos de Rio-2016.
Los movimientos de sus cuerpos se convirtieron en datos que sirven como instrucciones para los robots, capaces de reproducir 150 formas y movimientos diferentes.
Bruges, que dice querer incitar a la gente a ver la tecnología desde otro ángulo, espera que su instalación permita a los visitantes "reflexionar, meditar y encontrar la calma".
Llamada 'The Constant Gardeners' (un guiño al libro y película 'El jardinero fiel'), su obra permanecerá en el parque Ueno hasta el final de los Juegos Paralímpicos, el 5 de septiembre.
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