La presencia de chinches, un insecto de unos 7 milímetros de largo, desató una oleada de psicosis en París, a menos de un año de los Juegos Olímpicos, obligando al gobierno a actuar.
"Las chinches son una fuente de ansiedad (...) y un auténtico calvario para los afectados", reconoció el martes la primera ministra, Élisabeth Borne, ante el Parlamento.
Este insecto, que se alimenta de sangre humana, desapareció casi por completo de la vida cotidiana en los años 1950, pero resurgió en las últimas décadas por los cambios en el modo de vida.
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"Creo que no es un motivo de pánico generalizado", advirtió el martes en la radio France Inter el ministro de Salud, Aurélien Rousseau.
Pero las consecuencias de sus picaduras --desde irritación hasta problemas de sueño, ansiedad o depresión-- y su compleja erradicación alimentaron la psicosis desatada.
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Pasajeros del metro examinando su asiento antes de sentarse se ha convertido en algo habitual. "Tengo la impresión de verlas por todas partes", asegura una usuaria de la línea 11.
"Estos pequeños insectos están sembrando la desesperación en nuestro país", denunció la diputada izquierdista Mathilde Panot con un frasco de chinches en la mano en el Parlamento.
"Chinches, mosquitos y ratas podrían aguar la fiesta", alertaba el diario Le Parisien, recordando que otras sedes olímpicas como Londres y Sídney afrontaron problemas similares.
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Más allá de la capital, su presencia obligó a cerrar centros educativos en Marsella (sureste) y cerca de Lyon (este) para desinfectarlos.
En septiembre, las urgencias del hospital de Boulogne-sur-Mer (norte) también se cerraron durante un día al detectarse varios focos, según su director.
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Seis años "perdidos"
Entre 2017 y 2022, un 11% de los hogares franceses se habrían infestado, según un sondeo de Ipsos en julio realizado para las autoridades sanitarias.
"La gente nos llama en cuanto les pica un insecto, pero puede ser cualquier cosa, desde un mosquito hasta una araña", asegura Sam, responsable de sector de la compañía Expert Hygiène.
En este contexto, el vocero del gobierno, Olivier Véran, anunció el martes por la noche una reunión el viernes para "aportar rápidamente respuestas a los franceses".
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Las chinches se volvieron un asunto de disputa política y el oficialismo ha multiplicado sus anuncios en los últimos días ante las críticas de inacción.
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Y los operadores de transporte público fueron convocados al ministerio del ramo, mientras que el oficialismo anunciaba una propuesta de ley contra esta "plaga" para finales de año.
"Hemos perdido seis años", respondió la opositora Panot, quien reivindica haber alertado en varias ocasiones a las autoridades de la situación desde 2017.
A fines de septiembre, la alcaldía de París había pedido al gobierno un "plan de acción", asegurando que los Juegos Olímpicos serán una "oportunidad" contra las chinches.