El noruego Jakob Ingebrigtsen batió, en el sprint de 100 metros, al keniano Timothy Cheruiyot en una final de 1.500 metros, en los Juegos Olímpicos, que acabó en nuevo récord olímpico (3:28.32), devolviendo a Europa un título que no ganaba desde el español Fermín Cacho en Barcelona'92.
La medalla de bronce fue para el británico Josh Kerr, que con un crono de 3:29.05 se quedó a cuatro centésimas de alcanzar a Cheruiyot.
Cheruiyot, de 25 años, estaba invicto en sus 10 carreras de los dos últimos años hasta que cayó en los últimos campeonatos de Kenia frente a Charles Simotwo, pero su marca de Mónaco (3:28.28), novena de todos los tiempos, le devolvía su condición de favorito.
Su compatriota Abel Kipsang había batido, en semifinales, el récord olímpico con 3:31.65, y ambos se enfrentaban al noruego de 20 años Jakob Ingebrigtsen, campeón y plusmarquista europeo, que había elegido esta distancia para su debut olímpico.
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La penúltima ronda se había cobrado una víctima señalada: el estadounidense Matt Centrowitz, campeón en Río 2016.
La pelea entre los dos favoritos se desató ya en la primera vuelta. Ingebrigtsen se puso en cabeza pero Cheruiyot le tomó la delantera inmediatamente para marcar un paso infernal con su larga zancada.
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Al toque de campana se habían ido los dos, y a la salida de la última curva, con asombrosa facilidad, el noruego le dejó clavado para vencer con 3:28.32, récord olímpico.
Cheruiyot (3:29.01) estuvo a solo cuatro centésimas de entregar también la plata a Josh Kerr, pero finalmente pudo contener al británico. El segundo keniano, Abel Kipsang, llegó cuarto con 3:29.56.