París 2024 está plagado de alicientes para los grandes reclamos del tenis, del circuito, que cada cuatro años arrincona la tensión y el frenético ritmo que impone una y otra semana de cada temporada, sin pausa, para formar parte de la mayor fiesta del deporte, los Juegos Olímpicos .
París 2024 agudiza el cruce de caminos, el volantazo generacional que en los últimos tiempos contempla el tenis. El legendario e inigualable 'Big Three', ahora, desde el adiós de Roger Federer convertido en un 'Big two' venido a menos, con Novak Djokovic y Rafael Nadal, asume el papel secundario que ha tenido que digerir por la imparable irrupción de los más jóvenes, el italiano Jannik Sinner, número uno del mundo, y el español Carlos Alcaraz.
Mientras Djokovic y Nadal afrontan el último baile olímpico, Sinner y Alcaraz encaran su estreno en unos Juegos. Alicientes distintos para los grandes referentes de la raqueta. Aún todos parte del presente, de lo actual. Unos, de paso, en su tramo final. Los otros dos, como punto de partida.
¿Cual es el duelo más esperado en París? Un nuevo capítulo del mano a mano legendario, tradicional, plagado de cuentas pendientes y de idas y venidas entre Rafael Nadal y Novak Djokovic, o el asentamiento de una rivalidad que apunta a histórica entre Sinner y Alcaraz, los herederos. O el cruce de ambas generaciones. Un cara a cara español, entre el mejor de todos los tiempos o su sucesor, que pretende serlo. O el del italiano, número uno, frente el voraz serbio, el que más tiempo ha estado en la cima... Todos, los cuatro, tienen argumentos.
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Rafael Nadal ha orientado su temporada, en gran parte, en París 2024. Para el ganador de veintidós Grand slam, comprometido siempre con las competiciones por equipos, con representar a España, siempre dispuesto a disputar la Copa Davis, el torneo olímpico es un punto ideal para embocar la retirada a la que se dirige irremediablemente su carrera.
La tierra batida, el estadio Roland Garros, donde tantas veces ha reinado. Ningún reto mejor a estas alturas para decir adiós si alcanza el nivel de competencia que pretende. El balear de 38 años, presente en Atenas 2004 solo en dobles, y campeón olímpico en Pekín 2008 individual y en Río 2016 junto a Marc López en el evento por parejas, afronta su cuarta presencia en unos juegos. Ha dosificado sus presencias en lo que va de 2024 para llegar, en tiempo y forma, a París.
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Después de dejar en blanco el 2023 por su lesión en el psoas, Nadal solo ha estado presente en siete torneos. Se reencontró con el circuito en Brisbane, donde perdió en cuartos de final y de donde salió lesionado en la cadera. Ya no cogió la raqueta hasta la temporada de tierra, en abril, tres meses después, en Barcelona. Jugó dos partidos. Cayó ante Alex de Miñaur en el segundo tramo y después acudió a Madrid, al Masters 1.000, donde elevó su nivel y llegó hasta octavos. Jugó dos partidos en Roma, superado por el polaco Hubert Hurkacz y no pudo con Alexander zverev en su estreno en Roland Garros. Viene de disputar y perder la final del torneo de Bastad.
Sano, que es lo más importante, acentuó su puesta a punto y mira a los Juegos Olímpicos. La tierra parisina eleva sus expectativas en este tramo de su carrera. Un buen sorteo le puede acerca al podio. En dobles con Carlos Alcaraz será la gran atracción de París. Nada igual que un reclamo como el del balear y el murciano. Historia viva del tenis español. La representación del éxito y los valores del deporte.
Un duelo con Djokovic desempolva momentos inigualables, con tanto y tanto en juego, con éxitos y fracasos divididos. El serbio, al contrario que el español, no ha logrado triunfar nunca en un evento olímpico. Los Juegos son la asignatura pendiente del balcánico, recientemente operado del menisco tras Roland Garros, a donde vuelve para cumplir con uno de los pocos objetivos que le quedan por cumplir.
Al ganador de veinticuatro Grand Slam, más que nadie, se le ha resistido el oro siempre. Cuatro veces ha estado en los Juegos. El bronce que logró en Pekín 2008, en la edición que ganó Nadal, ante el que perdió en semifinales, es la única vez que ha estado en un podio. Después acudió a Londres 2012 y cayó en semifinales ante el británico Andy Murray y en Río 2016 perdió en primera ronda, con Juan Martín del Potro. En Tokio 2021, eliminado por el español Pablo Carreño en semifinales, también dejó pasar el tercer puesto.
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Ha tenido una recuperación récord de su lesión Novak Djokovic que llegó a tiempo a Wimbledon y también a París.
Todo es nuevo, sin embargo, para Jannik Sinner y Carlos Alcaraz que acuden a la cita olímpica con la frescura de lo novedoso, con la ilusión y la curiosidad de lo desconocido. Ninguno de los dos referentes del tenis actual ha formado parte de una expedición olímpica antes. Ahora, acuden a París con la responsabilidad de alimentar el medallero de sus respectivos países.
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Sinner lidera al potente conjunto transalpino. Es el referente del estirón que ha dado el tenis de su país, con numerosas raquetas como protagonistas de los torneos de cada semana. "Estoy deseando que lleguen los Juegos Olímpicos. Obviamente juegas para ti pero también para Italia. Será emocionante", dijo el tenista de San Cándido, número uno del mundo que regresa a Roland Garros semanas después de ser eliminado, en semifinales, por Carlos Alcaraz.
Los Juegos Olímpicos van a disfrutar de la explosión del transalpino en este 2024 en el que ha agrandado su historial con los éxitos en el Abierto de Australia, el Masters 1.000 de Miami, Rotterdam y Halle.
Todo será nuevo en París para Sinner, igual que para Carlos Alcaraz su rival generacional, el tipo con el que cuestiona el dominio en el circuito. Para el murciano, que ya ha estado instalado en la cima del ránking, el evento olímpico está plagado de alicientes.
Ganador de Wimbledon en el 2023, del Abierto de Estados Unidos en el 2022 y de Roland Garros y Wimbledon en esta misma campaña, regresa meses después de triunfar en la Philipe Chatrier al escenario donde consolidó su nivel y logró su tercer Grand Slam a pesar de su juventud.
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El torneo de dobles, junto a Rafael Nadal, es un aliciente añadido a Carlos Alcaraz que públicamente ha antepuesto una medalla olímpica a uno de los grandes éxitos tradicionales a los que cada temporada aspira un jugador.
Algo tienen los Juegos Olímpicos. Ansiados para los aspirantes, para los mejores de un deporte tan profesionalizado como el tenis que aparca la rutina del circuito para bajar a la cotidianidad del resto de atletas. Cuatro números, uno apuntalan e incentivan la batalla en el estadio de Roland Garros.
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