De Wimbledon a presenciar la única Copa del Mundo inglesa, pasando por la inauguración del Emirates Stadium. Aunque al Príncipe Felipe no se le conocía una afición desmedida por el deporte, su imagen, al igual que la de la Reina Isabel II, siempre ha estado ligada a los grandes eventos deportivos en el Reino Unido del último siglo.
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Aficionado al cricket, deporte que practicaba en sus años mozos, y jugador de polo, en el que sí compitió de manera seria en su juventud, el duque de Edimburgo ha estado presente a lo largo de los años en algunas de las instantáneas más importantes del deporte británico, hasta que decidió retirarse de la vida pública en 2017.
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Nunca fue el fútbol su gran devoción, tampoco el tenis, pese al profundo arraigo de Wimbledon en la familia real. Sus pasiones fueron el polo, el cricket, participando en partidos benéficos, y los caballos, pero sus obligaciones como consorte de la reina le llevaron a tener que interesarse también por el deporte rey.
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Así, fue uno de los afortunados que presenció desde la grada de Wembley cómo Geoff Hurst introdujo (o no) la pelota en la portería de los alemanes para dar la Copa del Mundo a Inglaterra en 1966. Aunque el honor de dar la copa recayó en la reina, Felipe saludó uno a uno a los Bobby Moore, Bobby Charlton, Gordon Banks y compañía mientras estos se encaminaban a la gloria.
También fue presidente honorífico de la federación de fútbol inglesa, título honorífico que ocupó brevemente entre 1957 y 1959, y tuvo la responsabilidad de inaugurar en 2006 el Emirates Stadium, la "casa" del Arsenal, que sustituyó al mítico Highbury.