El Tour de Francia parece una montaña rusa: un día parece sentenciado para Pogacar, y al siguiente Vingegaard se reengancha. Pero el esloveno dio un zarpazo mortal en la primera jornada pirenaica, con un triunfo que le otorga un colchón de casi dos minutos.
El Visma de Vingegaard tuvo que encontrar argumentos para no reconocer la superioridad de Pogacar. El danés reconoció que su rival fue superior camino de Pla d'Adet, la primera jornada de alta montaña de este Tour. Y encontró dos razones para mantener viva la esperanza.
La primera fue que la primera etapa pirenaica era más favorable a Pogacar. El esloveno se mueve como pez en el agua en los movimientos explosivos y los 151 kilómetros del día le iban como anillo al dedo.
Además, argumentó el danés, su ataque explosivo apenas hizo mella, la ventaja que logró, 39 segundos, los hizo en el tramo menos duro de la subida.
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"Le iba recortando tiempo y entonces la pendiente se hizo más corta. Eso le favorece a él", dijo el ciclista del Visma.
Vingegaard dio cita a su rival en la segunda jornada pirenaica, esta vez más larga, casi 200 kilómetros, el tipo de etapas que, según su director, Arthur van Dongen, le favorecen frente a Pogacar.
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Pero el danés no pudo ocultar que el mazazo del esloveno borró de un plumazo la ventaja moral que él había logrado en el macizo central, cuando no solo logró doblegar el ataque de su rival, sino que consiguió derrotarle en un esprint final.