El danés Jonas Vingegaard, que este miércoles dejó casi sentenciado el Tour de Francia, tuvo que salir al paso de las sospechas de dopaje que pesan sobre él tras las dos exhibiciones consecutivas que ha firmado en la ronda gala.
"Para mi es difícil decir algo más, comprendo que es duro para la gente confiar en el ciclismo a causa del pasado que tiene, pero ahora todo el mundo lo practica de forma diferente de hace 10 años. No tomo nada y no tomaría nada que no daría a mi hija", aseguró el corredor danés.
En la caravana del Tour de Francia sorprendió mucho la contrarreloj que hizo este martes, donde mejoró ampliamente el mejor crono que habían previsto los organizadores.
Sin que nadie se atreva a decirlo en voz alta, la actuación del danés ha reavivado las sospechas en un deporte que no termina de quitarse la losa del dopaje.
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El director del Tour, Christian Prudhomme, consideró legítima la duda, pero recordó que el ciclismo se somete a controles independientes y que el maillot amarillo no pasa un día sin ser testado.
De hecho, tras la contrarreloj, todos los corredores de su equipo y los del UAE de Tadej Pogacar fueron sometidos a controles sanguíneos antes del inicio de la etapa 17.
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Vingegaard responde apesadumbrado a las sospechas, pero mantiene su discurso monótono.
Cuando le recuerdan que su ritmo iguala el de los años más oscuros del ciclismo, el danés responde que es a causa de las mejoras en el material y en la preparación de los corredores.
Sus gestas quedan algo ensombrecidas por esa sospecha, pero Vingagaard va camino de conseguir su segundo Tour consecutivo tras haber noqueado de nuevo a uno de los mejores ciclistas del momento, Pogacar.
Aunque el frío danés no quiso dar por finiquitado el Tour, que afronta con 7.35 de ventaja a falta de tres etapas antes del paseo triunfal por los Campos Elíseos, el optimismo se dejaba ven en su rostro.
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Aunque ni con esas se olvidó de su eterno rival, al que todavía da opciones de resucitar, tras el desfallecimiento que sufrió en el Col de la Loze.
"Estoy aliviado, tener más de 7 minutos de ventaja es formidable. Pero todavía no estamos en París, quedan etapas peligrosas, tengo que seguir haciéndolo lo mejor posible", señaló el ciclista del Jumbo.
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"Pogacar no abandona nunca, va a intentar algo, estoy convencido. Tengo que estar preparado. Todavía quedan por delante etapas muy peligrosas", señaló el danés, que va camino de conseguir su segundo Tour consecutivo.
"He luchado contra él todo el Tour. Teníamos un plan y ha funcionado bien. No es bonito para Tadje perder de esta manera, pero nosotros miramos nuestra carrera, estoy contento de tener el maillot amarillo un día más", aseguró.
Vingegaard aprovechó para lanzar un dardo a su rival, del que dijo que "puede que haya hecho esfuerzos que le han hecho vulnerable, a veces se dejan energías en esfuerzos inútiles".
Todo sonríe al danés, al que solo resta superar una reválida, la penúltima etapa, una cita en la alta montaña de los Vosgos, que afronta con todas las cartas en su mano para ganar, a sus 26 años, su segundo Tour.
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El danés no abandona el discurso oficial de su equipo, una sucesión de conceptos cerrados que repite una y otra vez.
"Trabajamos la táctica desde hace tiempo, todo se planifica en diciembre. Después del resultado de ayer, mantuvimos el plan previsto. Creemos en nuestra estrategia y buscamos seguirla", asegura.
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"Creemos siempre en nosotros, no podemos influir en lo que hace Pogacar, solo podemos fiarnos de nuestro plan", dijo.
Un plan perfecto, en el que solo descuadra la sombra de la sospecha que arrastra su equipo.