El ciclista belga Jasper Philipsen (Alpecin) logró su segunda victoria en dos días en el Tour de Francia al imponerse al esprint en la cuarta etapa, este martes en el circuito automovilístico de Nogaro.
El británico Adam Yates (UAE) conservó el maillot amarillo de líder al término de una jornada especialmente tranquila para el pelotón y marcada por varias caídas en el tramo final, en la víspera de la primera etapa de montaña en los Pirineos.
Como en la víspera en Bayona, el australiano Caleb Ewan y el alemán Phil Bauhaus completan el podio, aunque intercambiaron sus puestos.
El final en el circuito de Nogaro se vio marcado por tres caídas. En ellas se vio implicado el neerlandés Fabio Jakobsen, uno de los principales rivales de Philipsen, que pudo confirmarse como el mejor velocista del momento.
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Jakobsen heló la sangre de los aficionados en 2020 por una espectacular y gravísima caída en la Vuelta a Polonia. Esta vez terminó con abrasiones en un hombro y la espalda, según explicó el patrón de su equipo, Soudal-Quick Step, Patrick Lefevere.
Philipsen se viste además con el maillot verde y lleva cuatro victorias en los cuatro últimas llegadas masivas de etapas del Tour. Además de los dos triunfos este año, ganó en la edición anterior las etapas de Carcasona y los Campos Elíseos de París.
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Antes del final, la etapa de este martes se pareció a una larga procesión, tendente al sopor para los aficionados. Únicamente se vio animada por una escapada de dos corredores normandos, Benoit Cosnefroy y Anthony Delaplace, sin grandes esperanzas de llegar a buen puerto. En el resto del recorrido no pasó nada especialmente reseñable, hasta la accidentada conclusión.
"Aburrido"
"Sin duda, la etapa del Tour de Francia más aburrida desde hace mucho tiempo", admitió Philipsen, antes de explicar cómo de rápido fue el desenlace.
"No recuerdo una llegada así. Fue muy rápida, teníamos la impresión de ser bólidos. Estoy muy contento de no haberme caído, teniendo en cuenta que hubo muchas caídas. Espero que los compañeros vayan bien", añadió.
Otros ciclistas, como su líder del Alpecin, Mathieu Van der Poel, criticaron la peligrosidad del circuito.
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"Era súper peligroso, en mi opinión más peligroso que ayer (lunes)", afirmó. "Sabíamos de antemano que el final aquí sería movido. Si hubiera habido tantas curvas en una llegada al esprint en una ciudad, se habría criticado. Aquí, como es un circuito, todo se permite", se sorprendió.
Philipsen admite que el maillot verde "se convierte en un objetivo en este Tour". Principalmente porque Jakobsen no ha comenzado tan bien como él y porque el también belga Wout Van Aert, que arrasó en la clasificación por puntos en 2022, aseguró que no lucharía por ese objetivo este año, prefiriendo aspirar a ganar etapas.
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Van Aert señaló además que podría no llegar hasta el final de este Tour si su esposa, embarazada de su segundo hijo, se pone de parto.
"Estoy muy orgulloso de ganar dos veces seguidas", subrayó Philipsen, que es uno de los velocistas que mejor soportan la montaña, aunque los dos próximos días de este Tour, en los Pirineos, se presentan menos aburridos que la etapa de este martes.
El miércoles, el Tour cambiará ya completamente de cara con esa primera etapa de montaña de la edición de 2023, entre Pau y Lauruns.