Dominio humillante de Jonas Vingegaard, récords de velocidad y diferencias de tiempo abismales han reavivado la llama de la sospecha en el Tour de Francia, pero sin elementos tangibles que permitan probar el recurso al dopaje.
"Comprendo perfectamente los cuestionamientos en este sentido debido al pasado de nuestro deporte. Está incluso bien ser escéptico ya que en caso contrario esto se reproducirá. Todo lo que puedo decir es que no tomo nada", aseguraba Jonas Vingegaard el domingo.
Dos días más tarde, el danés humillaba a todo el mundo, Tadej Pogacar incluido, en una contrarreloj en la que casi voló sobre la bicicleta (41,227 km/h de media en un recorrido muy accidentado), al punto de pensar que su captor de potencia estaba roto.
"No recuerdo ninguna crono en la que el vencedor sacara 4,5 segundos por kilómetro al segundo", se asombró su compatriota Michael Rasmussen, excluido del Tour en 2007, que reconoció haberse dopado durante los años negros bajo el reinado del la EPO.
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"Fue un registro impresionante y el de Pogacar ya lo era", afirma el ciclista de Arkéa-Samsic, el francés Simon Guglielmi, que añade: "Todo el mundo puede plantearse preguntas, todo el mundo se las ha planteado siempre, pero yo me concentro en mi carrera".
Las distancias en la clasificación general son colosales: el tercero, el británico Adam Yates, estaba tras la etapa del martes a casi nueve minutos del maillot amarillo, y el décimo, el austríaco Félix Gall, a más de 18 minutos.
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"Todo ha cambiado"
"Evidentemente, los cuestionamientos no son ilegítimos sobre las diferentes sospechas. Vivimos con ello desde hace tiempo", señala el director del Tour, Christian Prudhomme.
"Pero el maillot amarillo se somete a tests todos los días y su bicicleta también. Y los controles son hechos por una agencia independiente (la International Testing Agency), lo que no era el caso antes", añade.
El miércoles, los equipos Jumbo-Visma y UAE recibieron por otra parte una nueva visita de los controladores antidopaje, antes de la salida de la 17ª etapa, según el sitio especializado Wielerflits. "Aplaudo esta iniciativa", afirmó el patrón de Jumbo-Visma, Richard Plugge, antes de esta etapa.
"Es un paso suplementario en la lucha contra el dopaje. Jonas Vingegaard se ha sometido al menos a cuatro tests sanguíneos en las últimas 48 horas. Estamos contentos de poder cooperar", añadió.
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Más allá del registro fuera de lo común de Vingegaard, esta 110ª edición estuvo marcada por récords de ascenso a las cumbres de varios puertos de montaña, con tiempos más rápidos por parte de Vingegaard y Pogacar que por tramposos como Lance Armstrong.
Para el francés Thibaut Pinot, que regularmente ha expresado sus dudas sobre las actuaciones de ciertos rivales, "es difícil comparar" las actuaciones debido a factores exteriores, como el orden de colocación de un puerto en la etapa, los arreglos en la carretera, las condiciones meteorológicas o la dirección del viento.
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"En el Grand Colombier, por ejemplo, teníamos un fuerte viento de espalda", dice para añadir: "pero sí, se va muy rápido".
Progresos del ciclismo
Para explicar estas medias supersónicas, Vingegaard destaca los progresos hechos en materia de nutrición, de entrenamiento y de material, y sobre todo en las bicicletas: "Todo ha cambiado", insiste el danés.
Y su equipo es famoso por buscar la mínima ventaja en cualquier detalle. "En la contrarreloj, sacan incluso la pintura de las bicicletas para ganar 150 gramos", señala Tom Dumoulin, excompañero de Vingegaard, en la cadena flamenca Sporza.
¿Pero eso es suficiente para explicar el dominio del maillot amarillo y las etapas de Jumbo-Visma en modo de apisonadora?
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Actores del ciclismo se muestran circunspectos, pero rechazan expresarse públicamente, por falta de pruebas en las que apoyarse.
Existe el recurso controvertido de ciertos equipos como Jumbo-Visma o Soudal-Quick Step a las cetonas, un carburante suplementario para los músculos que se ingiere en forma de gel o de bebida, cuya toma no está prohibida por el reglamento.
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Sin alcanzar la amplitud de los años de plomo, varios casos de dopaje han sacudido el ciclismo de estos últimos años.
En cuanto al dopaje mecánico o genético, ningún caso ha sido detectado en el pelotón del Tour de Francia hasta ahora.