"Mi momento llegará". Jonas Vingegaard se obstina en mantener viva la llama de la esperanza, pese a la opinión generalizada de que sus opciones de competir con el esloveno Tadej Pogacar por este Tour de Francia parecen muy comprometidas.
Con una preparación truncada por la caída sufrida en la pasada Vuelta al País Vasco, el escandinavo es el blanco de los ataques de un Pogacar deseoso de ampliar su ventaja antes de que pueda recobrar su estado de forma ideal.
Cada vez que la carretera se ha puesto cuesta arriba, Pogacar ha lanzado un zarpazo al rival con el que viene peleando por el Tour en los últimos cinco años en una rivalidad que está marcando época.
En San Luca, en la segunda jornada, no pudo dejarle de rueda, pero dos días más tarde lo logró en las rampas del Galibier, cuya cima coronó el esloveno con una decena de segundos de ventaja que amplió en el descenso hasta Valloire. Sumado a las bonificaciones, el ciclista del UAE cuenta ya con una renta de segundos.
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¿Definitivos? "Ni mucho menos", reflexiona el exciclista danés Michael Rasmussen, que reconoce que su compatriota "lo tiene muy difícil" pero que "el Tour es todavía muy largo".
"No podemos olvidar que Vingegaard no está en su mejor momento, pero pese a todo ha sido el segundo mejor en cada etapa importante", afirma a EFE.
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Coincide con el mensaje oficial del propio Vingegaard y del equipo Visma, que sostiene que la diferencia con Pogacar no ha sido importante y que en subida apenas ha perdido seis segundos.
La mayor renta del esloveno se produjo en el descenso del Galibier, que el danés hizo con más prudencia, tres meses después de la caída que sufrió bajando en el País Vasco. "Todavía no ha recobrado totalmente la confianza", confiesa su director deportivo, Grischa Niermann.
Renta de minuto y medio
Rasmussen, que fuera líder varias etapas durante el Tour de 2007 tiene claro que la ventaja de Pogacar "no es suficiente" y cifra en "un minuto y medio o dos minutos" la que necesita el esloveno para estar cómodo antes de la última contrarreloj, en la etapa final de Niza.
"Para entonces Vingegaard ya estará totalmente recuperado y el año pasado vimos que en la lucha contra el crono puede ser mucho más fuerte que Pogacar", señala el danés.
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El perfil de la crono de Niza, que cerrará la edición, tiene muchas similitudes con la que el año pasado cimentó el triunfo del danés en Combloux, en la que distanció en casi dos minutos al esloveno.
En esta ocasión recorrerán 33,7 kilómetros con el ascenso a dos cotas, La Turbie y el Col d'Eze. "Hará falta mucha potencia, pero sobre todo, legar con fuerzas", señala Rasmussen.
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Por eso, reflexiona, su compatriota "no estará a la ofensiva, porque el tiempo corre a su favor y porque no tiene equipo".
"Para Vingegaard las cosas son difíciles, porque como se vio en el Galibier está muy solo, tiene muy difícil poder organizar tácticas para atacar a Pogacar", asegura.
"El Tour siempre reserva sorpresas", afirma el excorredor Jean-François Bernard, que recuerda que el esloveno estuvo a punto de caerse en la quinta etapa, camino de Saint-Vulbas, cuando tuvo que tirar de toda su habilidad para evitar una isleta contra la que pudo estrellarse.
Como Rasmussen, el francés también considera que "hay terreno para que puedan pasar cosas", aunque reconoce que "el margen de Vingegaard no es muy grande".
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"Puede que a medida que avancen las etapas se vaya encontrando mejor, pero nada indica que Pogacar vaya a ir a peor", señala.
El esloveno llegó al Tour tras haber ganado el Giro de Italia, un encadenamiento que se ha atragantado a muchos de los campeones que lo han intentado.
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"Normalmente si vienes del Giro tienes menos fuerzas en la tercera semana. Pero no creo que este año sea el caso, porque Pogacar fue al Giro a entrenarse, apenas tuvo rivalidad, lo ganó con una pierna", destaca Rasmussen.
La rivalidad vivirá un nuevo capítulo este viernes en la primera contrarreloj, de 25,3 kilómetros entre los viñedos de la Borgoña, con final en Gevrey-Chambertin, con un perfil menos duro que la de la última jornada.
"Será un indicativo de cómo está cada uno, pero las diferencias no serán excesivas", considera el exciclista danés.