El Tour de Francia cobra altura, a dos jornadas de su final, se disputa por encima de los 2.000 metros, en una jornada que combina el vértigo y la asfixia y que abre la puerta a todo tipo de soluciones, en un terreno donde está escrito con letras de oro el nombre del Águila de Toledo.
Federico Martín Bahamontes tendrá un recuerdo sentido cuando el pelotón supere la cima de la Bonette, la principal atracción de la jornada, el techo de la edición, la carretera asfaltada más elevada de Francia, un alarde desde sus 2.802 metros sobre el nivel del mar.
Si hay un lugar donde los organismos pueden acabar lastrados por la falta de oxígeno en esta edición es en la antepenúltima jornada, una etapa corta de 144,6 kilómetros, intensa y sin reposo, entre Embrun e Isola 2.000, en medio de los Alpes del sur.
Ninguna especulación estará permitida en una etapa que supera dos puertos fuera de categoría y que acaba en uno de primera, todos ellos con su cima situada por encima de los 2.000 metros, el lugar donde el ambiente cambia, donde solo los más habituados son capaces de pedalear con más fuerza.
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Pase lo que pase, será una jornada histórica, porque el recorrido discurre en buena medida por lugares que han dejado ya su huella en la crónica centenaria de la carrera.
Es el caso del Col de Vars y sus 2.109 metros a los que se llega tras recorrer 18,8 kilómetros al 5,7 % de pendiente media, situados casi a la salida, sin tiempo de aclimatarse al vértigo.
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Pero las miradas estarán puestas en Jausiers, la localidad desde que parte la carretera que asciende al techo del Tour, donde una placa que parece haber quedado obsoleta la identifica como la más elevada de Europa, aunque nadie duda de que es la que discurre más arriba de Francia.
Serán 22,9 kilómetros al 6,9 %, una subida tendida, poco apta para ataques, pero excepcional para desgastar, para poner al límite a los cuerpos que llegan ya con casi tres semanas de competición.
La Bonette ejerce de escenario excepcional para que el Visma de Jonas Vingegaard intente poner el límite a Tadej Pogacar antes de asestarle el golpe decisivo en Isola 2.000.
Un papel similar al que cumplió en 2022 el Galibier antes del golpe final en el Granon, que acabó desquiciando al esloveno y otorgó al danés su primer Tour.
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En cada pedalada por esa ruta, que discurre estrecha en medio de la roca virgen, descubierta, árida y hostil, aparece un pedazo de historia de una montaña por la que el Tour solo se ha aventurado cuatro veces.
Superar al Iseran
Una rareza que acrecienta la leyenda de una ruta que fue creada en los años 60 por la voluntad de los políticos de la zona de superar los 2.764 metros del Iseran, que era la carretera más alta del país.
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Hasta entonces, el asfalto se detenía en los 2.715 metros y lo llevaron hasta la altura actual, un atractivo que enseguida atrajo la atención de los organizadores del Tour, que lo incluyeron en su recorrido en 1962 y dos años más tarde.
En ambas ocasiones Bahamontes fue el primero en pasarlo en meta, un hito que tuvo en solitario hasta que en 1993 regresó al recorrido, con victoria del británico Robert Millar. El último paso fue en 2008, con el sudafricano John Lee Augustyn en cabeza.
La historia de la carretera va también unida a la de la montaña, un coloso que emerge en el macizo, desde cuya cumbre se atisba la inmensidad alpina, pero también el cercano mar, una montaña que durante siglos sirvió de línea defensiva testigo, de la tensión militar con Italia, la otra línea Maginot.
Por sus rutas pasó Napoleón III y todavía pueden verse los soldados del cuartel Restefond que se erige en sus faldas.
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Poco tiempo para el recuerdo el pelotón, más pendiente de escribir una nueva página para la historia, que seguirá más adelante, porque entre el techo del Tour y la meta quedarán todavía 60 duros kilómetros, 25 de ellos de descenso, pero sobre todo los 16 últimos en las rampas que conducen a la estación de esquí de Isola 2.000.
Un puerto que el Tour no afrontaba desde hacía 31 años, cuando se impuso el suizo Tony Rominger, y que emerge de nuevo como testigo privilegiado de la edición, con su pendiente media del 7,1 %.
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A diferencia de la Bonette, es una cima bien conocida en el pelotón, que en muchas ocasiones elige esa estación de esquí para sus concentraciones en altura. Pogacar, además, vive cerca, en Mónaco.
Tras el desgaste de la jornada, sus rampas pueden clavarse como espadas en las piernas de los corredores y dejar marcas en la general.
Perfil y altimetría de la etapa 19
Hora y dónde ver EN VIVO y ONLINE la etapa 19 del Tour de Francia 2024:
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Día: viernes 19 de julio.
Recorrido: Embrun - Isola (144,6 km)
Inicio de transmisión señal HD2 de Caracol Televisión: 6:30 a.m.
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Hora de transmisión portal web de Caracol Sports ( https://www.noticiascaracol.com/deportes/deportes-en-vivo ): 6:30 a.m.
Transmisión señal principal de Caracol Televisión: 8:00 a.m.