Frustrado día tras día hasta este martes, el belga Jasper Philipsen se impuso al esprint en la décima etapa del Tour de Francia , en Saint-Amand-Montrond (centro), donde el corredor del Alpecin superó al eritreo Biniam Girmay y al alemán Pascal Ackermann.
El esloveno Tadej Pogacar conserva el maillot amarillo al término de esta jornada sin interés para los hombres que luchan por la clasificación general.
Fue la primera victoria de etapa en la presente edición del Tour para un corredor que aún no había levantado los brazos desde la salida en Florencia, a pesar de ser uno de los favoritos para acumular triunfos parciales.
Es la séptima victoria de etapa en la 'Grande Boucle' para Philipsen, que el año pasado se había erigido en el rey del esprint en las carreteras francesas.
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"Tuvimos una semana de mierda. Había que seguir creyendo", se sinceró el corredor del Alpecin, que superó por cierta holgura a Girmay y a Ackermann, con el colombiano Fernando Gaviria (Movistar) en quinta posición, por detrás del belga Wout Van Aert.
"Es un alivio, la semana pasada no fue una buena semana, fue incluso interminable. Al fin podemos mostrar nuestra fuerza", insistió.
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El belga de 26 años fue guiado magistralmente por su equipo, y fue el campeón del mundo Mathieu van der Poel quien le propulsó hacia la victoria, que le devuelve a la pelea por el maillot verde, que sigue en manos de Girmay.
Lucha por el maillot verde
"Está haciendo un Tour de Francia muy fuerte, aún está ampliamente en cabeza. Trataremos de hacer todo lo posible por alcanzarlo", indicó Philipsen, que el año pasado se había vestido de verde en París.
Girmay cuenta con dos victorias de etapa -el único hasta el momento en repetir- y 267 puntos, por los 193 de Philipsen.
En principio, al belga le quedan tres ocasiones propicias, el jueves en Villeneuve-sur-Lot, el viernes en Pau y el próximo martes en Nîmes. Y la esperanza sigue viva, sobre todo si el Alpecin logra repetir la misma exhibición colectiva de la localidad natal del astro francés Julian Alaphilippe.
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"Un campeón del mundo que te lanza en una etapa del Tour de Francia, es siempre magnífico. Mathieu es muy fuerte", aplaudió Philipsen, que concedió un "10 sobre 10" a su formación.
Esta victoria calma las aguas en el seno del Alpecin, donde los nervios eran palpables los últimos días.
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Por lo demás, la etapa resultó tranquila, sin acontecimientos destacables. Hasta el punto de que no se produjo ninguna escapada, con un pelotón compacto de principio a fin.
Existía la posibilidad de que el viento pudiese tener incidencia en el desarrollo de la etapa, provocando abanicos como los que esfumaron las esperanzas de Alejandro Valverde en esas mismas carreteras en 2013.
Oda a la siesta
Pero el dios Eolo no sopló con fuerza y la carrera mantiene el 'statu quo' antes de unos próximos días decisivos.
Así pues, los corredores buscaron entretenimientos que pusieran algo de chispa al paso anodino de los kilómetros.
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Pavel Sivakov, el compañero francés del maillot amarillo Pogacar, se divirtió lanzando, con éxito, su botellín por la puerta de una autocaravana.
Españoles y franceses comenzaron los piques sobre la semifinal de la Eurocopa de fútbol. E incluso la realización de televisión buscó evadir el aburrimiento enfocando a dos cisnes navegando tranquilos por las aguas de un estanque.
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Esa oda a la siesta sólo se rompió cuando Philipsen metió la quinta velocidad.
Pero todo podría cambiar el miércoles en la temida etapa de los montes de Cantal, donde los favoritos podrían despertar de su sopor.