Los mecánicos son los primeros que descienden cada mañana de los autobuses de los equipos en el Tour de Francia cuando aparcan en las salidas de etapa. Bajan las bicicletas de los ciclistas y revisan cada una para su puesta a punto.
"En el Tour, cualquier cosa es un mundo. Es como la Champions en el fútbol. A lo mejor una pequeña anécdota en una competición por etapas no tiene significado y aquí cualquier cosa, para bueno o para malo, es bastante significativa".
José Luis Rodríguez Gil, mecánico madrileño del equipo Astana, relata a la AFP el estrés y la tensión que se puede vivir en la ronda gala.
Rodríguez ha estado 24 años trabajando con su equipo en el Tour. Xabier Remón, mecánico navarro del equipo Jayco, lleva 18. Son varias las formaciones ciclistas que cuentan con mecánicos españoles en la Grande Boucle.
Publicidad
"Dependiendo de la etapa de cada día, puede haber pequeños cambios, pero llevamos un protocolo. Lo primero es desayunar, preparar los coches, cargar. Nos trasladamos a la salida, descargamos las bicis, miramos la presión ", explica Rodríguez.
Pinchazos y caídas
"Hay ciclistas que lo que hagas en la bici, lo dan por bien hecho. Hay otros que están más pendientes y en temas de presión quieren saber la que se ha puesto", explica el mecánico del Astana, que en casi 25 años ha estado en 47 grandes vueltas.
Publicidad
"Lo bonito de este trabajo es que cada día es diferente. Hay etapas que te puedes tomar el bocadillo tranquilamente o hay otras con caídas y pinchazos", afirma.
Las caídas son imprevisibles, pero los equipos ya saben más o menos la media de pinchazos que deben afrontar en cada Tour.
"Sabemos la media de pinchazos porque el sponsor nos pide el número para hacer un estudio de materiales. De caídas no, pero en un Tour suele haber seis o siete pinchazos en cada edición ", señala.
Xabier Remón es de Pamplona y 'defiende' los colores del Jayco. Como en el caso de Rodríguez, dice que los principales problemas a los que se enfrentan los mecánicos están bien localizados.
Publicidad
"Lo único que suele pasar son los típicos pinchazos y caídas. Tener problemas no es lo normal. Lo evitamos, lo miramos todo para evitarlo, pero siempre puede haber algo. El día a día es solucionar pinchazos, sobre todo, y las caídas, en que tienes que cambiar de bici o lo que venga", explica a la AFP.
Igual que Rodríguez, Remón señala que el estrés es mayor en el Tour que en cualquier otra prueba.
Publicidad
Estrés de los mecánicos
"Hay mucho más estrés, porque te juegas mucho más que en cualquier otra carrera. Tienes la presión de todo lo que conlleva el Tour, todo lo que mueve, el personal que está alrededor del equipo. Todo", señala.
" Hacemos la carrera en el coche e intentamos solucionar los problemas que puedan surgir. Cuando termina la etapa, empezamos a trabajar con las bicis. Se limpian, se mira todo, se revisa todo otra vez. Terminamos sobre las nueve o diez de la noche. Si ha habido alguna caída se alarga más", explica.
"Dependiendo de cada etapa, se cambia el desarrollo, se cambian ruedas, se cambia incluso de bici. Hay bicis que son diseñadas para la montaña, otras más para los esprínters, hay que preparar cosas diferentes para cada día", añade.
Los mecánicos, deben también adaptarse a cada corredor, a sus necesidades e incluso a sus caprichos.
Publicidad
"Cada ciclista tiene sus cosillas, por ejemplo en el tema de presiones. Cada uno tiene una presión diferente de neumáticos. Todos son diferentes. No hay ninguno igual", concluye Xabier Remón.
Los mecánicos del Tour hacen un trabajo invisible en la ronda gala. Pero disfrutan de los éxitos y sufren los fracasos como propios.
Publicidad