El colombiano Egan Bernal sabe que llega de muy lejos y que desde que en 2019 se convirtió en el primer colombiano en subir a lo más alto del podio de París, el ciclismo ha cambiado mucho, con la eclosión de nuevas figuras en el terreno internacional que han cambiado de forma decisiva el panorama, como el esloveno Tadej Pogacar o el danés Jonas Vingegaard, ganadores entre ambos de las cuatro últimas ediciones.
Pero Bernal afronta la carrera con otra mentalidad, porque ante todo es una lucha contra si mismo, para demostrarse que puede volver a soñar con lo más grande, que puede competir con los mejores en todos los terrenos
"Mis datos ahora son mejores que los que tenía antes del accidente", afirmaba en unas recientes declaraciones el colombiano, que se presenta en Florencia como una de las bazas para atajar la hegemonía de los dos grandes favoritos.
Bernal señala, sin embargo, que el accidente le ha cambiado profundamente la mentalidad, en la que ya no se siente tan absorbido por el ciclismo.
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"En 2020, cuando llegaba como defensor del título y no pude acabar la carrera, el mundo se me vino encima. Ahora sé que la vida tiene otras cosas que el ciclismo", asegura el ciclista del Ineos.
Aquel fracaso, sumado al accidente que aquel enero de 2022 estuvo a punto de llevarse por delante su carrera y su vida, han transformado profundamente su manera de pensar.
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"Este es mi trabajo, es lo que me gusta hacer, adoro pasar 7, 8 horas sobre la bicicleta. Pero ahora sé que si no gano, si la carrera no va como a mi me gustaría, puedo volver a una casa donde me espera la familia", asegura.
El colombiano sabe que tiene muchas miradas en sus espaldas, que quiere dar alegrías a quienes le animan desde las cunetas, pero también quiere mandar ese mensaje, "inspirar a la gente" que la vida es más importante que el ciclismo. Una lección que él sacó tras lo que denomina como "terrible accidente".