Luego de tres días por Italia, el Tour de Francia entrará en territorio francés el martes , con una espectacular etapa alpina que incluye el paso por el Col del Galibier, una de las míticas cimas de la Grande Boucle, a 2.642 metros de altitud.
Tras partir de Pinerolo, una localidad de las afueras de Turín, el pelotón no disfrutará de descanso alguno, ya que desde la pancarta de salida la carretera se empina hasta coronar Sestrieres, aún en territorio italiano en el kilómetro 50.
Luego de cruzar la frontera y subir el Col de Montgenèvre, otro puerto de segunda categoría, los ciclistas atacarán el ascenso al mítico Galibier, que aunque no se suba por el lado más difícil, serán 23 km de esfuerzo al 5,1% de desnivel medio.
"No es habitual el Galibier en una cuarta etapa, pero hacía falta atravesar los Alpes. Es este tipo de etapa que obliga a los corredores a estar listos nada más comenzar el Tour de Francia, porque no se sube a 2.600 m así como así", advierte a la AFP el director técnico de la prueba Thierry Gouvenou.
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Tras coronar el Galibier quedarán una veintena de kilómetros de bajada hasta la meta en Valloire, pero quien pase la pancarta del premio de la montaña con un puñado de segundo pueden ser suficientes para llevarse la etapa... salvo accidente en el descenso o problema mecánico.
Será además una etapa muy corta, de solo 139 km de recorrido, por lo que los ciclistas pueden mostrarse más nerviosos de lo habitual, sobre todo aquellos que aspiren al podio final, ya que una mala jornada puede ser una barrera insuperable aunque queden más de dos semanas de carrera.
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Y el esloveno Tadej Pogacar, favorito N.1 al triunfo final, no guarda buen recuerdo del Galibier, ya que fue subiendo el puerto alpino en 2022 cuando sufrió una emboscada por parte del Jumbo-Visma que le desgastó de tal manera que lo pagó en el ascenso al Col del Granon, donde Jonas Vingegaard cimentó el primero de sus dos triunfos en el Tour.