El velocista belga Jasper Philipsen (Alpecin) fue el más rápido este viernes en el esprint de la 13ª etapa del Tour de Francia , que sigue comandando el esloveno del UAE Tadej Pogacar.
Philipsen se impuso en la llegada masiva final -precedida de una caída que afectó a varios corredores- en Pau (suroeste de Francia) a su compatriota Wout Van Aert y al alemán Pascal Ackermann para sumar su segundo triunfo parcial en este Tour.
A las puertas de la montaña de los Pirineos, Pogacar conserva la distancia de 1 min 6 seg respecto al belga Remco Evenepoel y de 1 min 14 seg sobre el danés Jonas Vingegaard, vigente campeón del Tour.
A Philipsen, que había vivido una nefasta primera semana en este Tour, parece haberle sentado bien el primer día de descanso (el lunes) tras el que se impuso el martes en Saint-Amand-Montrond y luego este viernes en Pau, la localidad que abre la puerta a los Pirineos.
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"Las sensaciones eran buenas, mejores que en las primeras semanas del Tour. Tuve bastante mala suerte desde la salida y estoy contento de que haya cambiado", declaró Philipsen después de haber sumado a su palmarés una octava victoria en el Tour.
Pero esta etapa, por lo demás de transición antes de la alta montaña, se cobró los abandonos de uno de los cuatro favoritos, el esloveno Primoz Roglic, que no tomó la salida por las secuelas de su caída la víspera.
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También se retiró de la carrera por enfermedad el joven español Juan Ayuso, lugarteniente de Pogacar cuando las carreteras enfilan al cielo.
El día fue rápido y animado, sobre todo por una escapada de una veintena de corredores en la que se hallaba el campeón del mundo Mathieu van der Poel, pero que fue condenada a causa de la presencia de Adam Yates, uno de los hombres de Pogacar.
La caída en los últimos metros, que afectó a corredores como Maxime Van Gils y Amaury Capiot, provocó un corte en el pelotón, pero para entonces los tiempos ya estaban neutralizados.
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