El esloveno Tadej Pogacar (UAE Emirates Team) se coronó este sábado en una etapa reina para el recuerdo en la Vuelta a Cataluña, con llegada en alto en Queralt (Berga), y completó así su triplete de etapas de montaña para afianzar todavía más la victoria en la general.
En una jornada durísima, con cinco puertos de montaña y llegada en alto, el esloveno necesitó un ataque, a falta de 3 kilómetros para coronar la Collada de Sant Isidre y a unos 29 del final, para romper la carrera y cruzar la meta en solitario.
Una exhibición que no empañó la actuación del colombiano Egan Bernal (Ineos Grenadiers), que terminó segundo y dio el salto al tercer puesto en la general (+4:53), y del alavés Mikel Landa (Soudal Quick-Step), que también cruzó la meta 47 segundos después que Pogacar y afianzó la segunda posición (+3:31).
La jornada, de carácter festivo y una asistencia masiva por el regreso de la Vuelta a Berga más de 60 años después, dejó otros nombres propios como el mallorquín Enric Mas (Movistar Team), que buscó la épica y terminó cuarto sin alcanzar el podio, y el ídolo local, Sepp Kuss (Visma-Lease a Bike), descolgado en el Pradell.
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Un paseo bastaba para constatar que la fiebre ciclista había tomado Berga. Bicicletas, maillots, ruedas, gorros y bidones lucían en las farmacias, zapaterías y tiendas de ropa de la calle mayor, donde ondeaban banderolas y los escaparates vacíos evocaban las raíces ciclistas de la comarca a través de viejas fotografías en las que aparecía hasta el mismísimo Eddy Merckx.
Tras más de 60 años sin albergar una etapa de la Volta, Berga recibió con una fiesta multitudinaria y familiar a sus ídolos, entre los que sobresale el estadounidense Sepp Kuss, un enamorado del Berguedà que ha conectado con la gente por su cercanía, hasta el punto de que se bautizan peñas con su nombre y las pastelerías le eligen como modelo para las monas de Pascua.
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Sonriente, el americano dedicó diez minutos a fotografiarse y firmar autógrafos a los aficionados que se agolpaban contra el autobús del Visma. Pronto la alegría dio paso a una calma tensa dentro del pelotón. Desde que la carrera dejó atrás los Pirineos, todas las miradas están puestas en la jornada de este sábado, la inédita etapa reina.
Un recorrido relativamente corto, de 154,7 kilómetros, pero con 4.085 metros de desnivel acumulado y cinco puertos: el Coll de la Batallola (3ª), el Collet de Can Ros (2ª), el Coll de Pradell (especial; una mole inédita en competición, con 15km de ascenso y rampas de hasta el 23%), la Collada de Sant Isidre (1ª) y la llegada en alto a Queralt (1ª).
Aunque la épica parecía reservada a los favoritos, Hugh Carthy (EF Education - Easypost) y Bauke Mollema (Lidl-Trek) saltaron a la palestra con una escapada que coronó los dos primeros puertos, pero fue neutralizada en la falda del Pradell por el ritmo endiablado del Team Visma, un sobreesfuerzo que resultaría fatal.
En las interminables rampas del Pradell, Kuss y sus compañeros pasaron del ímpetu al desfallecimiento. Y el UAE, con Soler a la cabeza, olió la sangre y tiró. Doce sobrevivieron a la criba: Pogacar, Soler, Almeida (UAE), Landa (Soudal), Bernal (Ineos), Tiberi (Bahrain), Vlasov (Bora), Martínez (Groupama), Mas, Rubio, Sosa (Movistar) y Harper (Jayco).
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Los escapados dispusieron de 1:20 de ventaja en el descenso, pero contemporizaron y fueron atrapados antes de la Collada de Sant Isidre, con subidas de hasta el 8,4%. Fue un espejismo. A 3 km de la cima, a 29km de la meta, Pogacar decidió que la carrera había terminado y le bastó un ataque para escaparse en solitario.
Con el esloveno disparado hacia la victoria y aclamado por la multitud que flanqueaba el ascenso a Queralt, la atención se trasladó a la lucha por el podio . Landa, descolgado en la segunda posición, se alió con Bernal y aupó al colombiano al podio. Mas buscó la épica en solitario y sin éxito, pese a terminar cuarto, en una jornada que pasará a la historia del ciclismo catalán.
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