La nueva generación, encarnada por el italiano Jannik Sinner y el español Carlos Alcaraz, ha tomado el poder en el circuito del tenis y el Masters 1.000 de París, el último del año, es una buena muestra de ello, sin asomo de Rafa Nadal y Novak Djokovic.
Si el primero deshoja ya sus últimos pasos por la pista, que tendrán lugar en la Copa Davis, el serbio desgrana a cuentagotas sus apariciones y París, un torneo que ha ganado siete veces, incluida la última, no será uno de ellos.
A sus 37 años, en una temporada en la que no ha ganado ningún título más allá del oro olímpico, Djokovic dejará algo huérfano el torneo bajo techo de la capital francesa, que por última vez se celebrará en el emblemático polideportivo del barrio de Bercy para mudarse a partir de 2025 al más moderno Arena de La Defense, conocido por los aficionados al deporte por haber albergado las pruebas de natación durante los recientes Juegos Olímpicos de París.
El serbio es el tenista que más veces ha ganado el Masters 1.000 de la capital francesa, y el torneo de París es el que más veces ha levantado el serbio, muestra de la simbiosis que había entre Djokovic y esa pista que se despedirá del mundo del tenis tras 38 ediciones.
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El Masters pendiente de su maestro
Su baja abre otra duda, porque el ganador de 24 Grand Slam no tiene asegurado acabar el año entre los ocho mejores y, por tanto, ganarse el billete para el Masters de Turín tan querido para él.
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No le ha importado. La sobrecarga ha podido más y Djokovic, que ya colecciona todos los récords, ha preferido bajar el pie del acelerador en el final de una temporada muy peculiar para él, que le llevó al quirófano tras abandonar en Roland Garros y que centró en ganar el título olímpico que falta en su dilatado palmarés.
Actualmente es sexto de la "Race", la clasificación que abre el acceso a Turín, donde por ahora solo Sinner, Alcaraz y el alemán Alexander Zverev tiene garantizada la presencia.
Por delante están, además, el ruso Daniil Medvedev y el estadounidense Taylor Fritz, mientras que le pisan los talones el noruego Casper Ruud, que cuenta con 75 puntos menos, el ruso Andrey Rublev, a 290, y el australiano Alex de Miñaur, a 555.
Algo más lejos, pero también con opciones de superarle en un torneo que reparte 1.000 puntos están el estadounidense Tommy Paul, a 775 y el búlgaro Grigor Dimitrov, finalista de la pasada edición, que se encuentra a 810.
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Todos ellos podrían desbancarle por vez primera desde 2017 del último torneo individual del año, entre el 10 y el 17 de noviembre próximos, una cita que ha ganado en siete ocasiones, incluidas las dos últimas.
¿Una final Sinner-Alcaraz para despedir Bercy?
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En su ausencia, Sinner y Alcaraz ejercerán de patrones de un circuito que suele mirar de reojo al Masters 1.000 de París, arrinconado al final de temporadas muy largas y cuyo carácter específico, el único bajo techo, obliga a una adaptación mayor.
Ni el italiano ni el español, que se han repartido a partes iguales los cuatro Grand Slam, han brillado hasta ahora en el segundo torneo de París.
Para el italiano será una buena ocasión para sumar su quinto Masters 1.000 y colocarse a uno de Alcaraz, en el duelo que ambos comienzan a forjar como una de las grandes rivalidades del deporte y que la capital francesa sueña con ver bajo el techo de Bercy.
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El sorteo fue más benevolente con el español, que se cruzaría en unos hipotéticos cuartos con el noruego Casper Ruud, nada temible en pista rápida, o el estadounidense Tommy Paul, mientras que su rival en semifinales sería el ruso Daniil Medvedev.
Sinner, gran favorito y número 1 del mundo, tendrá que superar obstáculos de más talla camino de la final: El danés Holger Rune, ganador en 2022, en octavos y el australiano Alex de Miñaur en cuartos, antes de medirse en semis contra el alemán Alexander Zverev.
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