Considerado todavía como una joven promesa del ciclismo hace apenas unos meses, el belga Remco Evenepoel alcanzó el domingo una nueva dimensión al ganar el título mundial en Wollongong, en Australia, un logro más en un año 2022 excepcional.
A sus 22 años, el considerado heredero del 'Caníbal' Eddy Merckx, cuenta con un palmarés esta temporada para poner celoso a más de un ciclista: el monumento Lieja-Bastoña-Lieja en abril, la Clásica de San Sebastián a finales de julio, la Vuelta a España en septiembre y el Mundial en la prueba de ruta el domingo.
Después de lograr la primera gran vuelta del ciclismo belga desde el Giro de Italia de Johan de Muynck en 1978, Evenepoel logró en Australia el primer título mundial de Bélgica desde hace 10 años. El "Fenómeno" continua así una trayectoria fulgurante, haciendo ruido desde su primera temporada como profesional en 2019 pero frenado por su terrible caída en el Giro de Lombardía en 2020, en el que se destrozó la pelvis en un barranco.
Una media maratón el día después de un partido
Antes de convertirse el domingo en campeón del mundo ciclista, Remco Evenepoel se forjó un físico excepcional sobre los terrenos de juego, incluso si nunca estuvo alejado de la bicicleta.
Publicidad
Hasta sus 17 años, los padres del prodigio, Patrick y Agna, estaban convencidos de que su hijo sería futbolista profesional. Habían invertido mucho en la futura carrera de su hijo, que paso por las academias del Anderlecht y del PSV Eindhoven.
"Remco estaba dotado de una fuerte personalidad. Le hice directamente capitán", recuerda para la AFP Stéphane Stassin, entrenador de los sub-16 del Anderlecht.
Publicidad
Una anécdota resume perfectamente el carácter excepcional del joven Remco. En octubre de 2016, mientras participaba en el medio maratón de Bruselas, Stéphane Stassin se sorprendió al ser adelantado por su joven jugador.
"Vi a algunos kenianos pasar y después al joven Remco, que debía ser séptimo u octavo. Habíamos jugado el día antes y yo había pedido a los jugadores que descansaran. Pero aparentemente, tener un partido entero en las piernas antes de correr un medio maratón no le molestaba", recordó.
A sus 16 años, Remco acabará 13º en una hora y 16 minutos a ocho minutos del vencedor keniano.
Pero, aunque el joven jugador tiene capacidades atléticas excepcionales, adolece de técnica y sobre todo, de explosividad. Anderlecht se lo hará entender antes de dejarlo marchar al Malinas.
Publicidad
Más tarde, Remco afirmará haberse sentido "roto" por el club de su corazón.
Tal vez ofendido, el joven flamenco va pronto a cambiar de rumbo
Publicidad
La caída en Lombardía
El 24 de marzo de 2017, tras su jornada como obrero, su padre Patrick Evenepoel se da cuenta de que su bici no está en el garaje. La razón: Remco se fue "a dar una pequeña vuelta". 117 km a 34 km/h de media hasta el mítico muro de Grammont, dice su padre, mostrando orgulloso el GPS de su bicicleta.
Ese día anuncia a sus padres su deseo de dedicarse al ciclismo.
El mundo del ciclismo no es nuevo para el adolescente. Su padre fue profesional durante cuatro temporadas. Tras su anuncio, Patrick prepara la bici de su hijo para su primera carrera.
Remco, con permiso de un día, disputa su primera prueba el 2 de abril de 2017 en el Brabante Flamenco, el día que su compatriota Philippe Gilbert gana el Tour de Flandes.
Publicidad
Ya nada ni nadie detendrá a Remco.
Ni siquiera una caída que habría podido costarle la vida durante el Giro de Lombardía en 2020. Apodado ya "El Fenómeno" por haber ganado la Clásica de San Sebastián en su primera temporada como profesional en 2019, Evenepoel salió disparado de su bicicleta hacia un barranco en la bajada del Muro de Sormano, a 40 kilómetros de la meta.
Publicidad
La gravedad de la caída pone en duda incluso la futura carrera del ciclista. Pero el joven, se recuperó de numerosas fracturas en la pelvis y volverá a montar en bici nueve meses después. A pesar de un abandono en el Giro de Italia en 2021, gana los Tours de Bélgica y Dinamarca, antes de firmar un año 2022 excepcional: un monumento (Lieja-Bastoña-Lieja), una gran vuelta (la Vuelta a España) y el Mundial.
Un palmarés que confirma definitivamente que no se equivocó al cambiar el balón por el sillín.