Colombia se ha caracterizado por tener grandes deportistas. Día a día y alrededor del mundo, siempre hay un embajador que deja el nombre del país en lo más alto. Por eso, en el ciclomontañismo no es la excepción. Así como Leonardo Paez es un referente masculino, Mónica Calderón ha firmado enormes gestas que merecen ser enmarcadas en la rama femenina.
Campeona Nacional en 2021, ganadora en tres ocasiones de la exigente prueba de La Leyenda del Dorado y vencedora de la última etapa de la Cape Epic 2023, disputada en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) son tan solo algunos de los logros que, con esfuerzo y dedicación, ha logrado cosechar a lo largo de su carrera. Ahora, lejos de conformarse, va por muchísimo más.
En entrevista con Caracol Sports, la antioqueña hizo un balance general de lo que ha sido su inicio de año, en cuanto a su rendimiento y sensaciones. Además, reveló detalles de lo vivido en la siempre exigente Titan Desert, evento en al que fue por segunda vez y, si bien no la pasó tan bien por una complicación de salud, logró terminarla y dio una tremenda lección.
Por último, no ocultó su emoción por disputar, nuevamente, la Tatacoa Race, que se llevará a cabo del 9 al 11 de junio, en Huila y con la presencia de 800 ciclistas. Además, como lo explicó Diana Herrera, cofundadora de esta competencia, es la "primera carrera que busca el interés común y sus esfuerzos están enfocados en la protección del medio ambiente".
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Bajo este contexto y palpitando lo que se viene, Mónica Calderón hizo énfasis en la familia que hay en el ciclomontañismo, contando cómo se apoyan en medio de las competencias, el amor de la gente hacia ella y cómo su carrera ha tomado un giro positivo desde que firmó con el equipo profesional Cannondale-VAS-Arabay, con quien ha podido cumplir sueños.
¿Cómo ha sido este inicio de año?
"Ha sido un año intenso con mi equipo, de carreras con muchas etapas y muy exigentes. Ahorita, estoy en Colombia para hacer una transición porque no nos quedamos quietos y vamos para un evento demasiado bonito e importante, en Huila, que es la Tatacoa Race. Es mi segundo año que la disputo e iremos casi 800 participantes a vivir esta bonita experiencia".
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Antes de la Tatacoa Race, estuvo en la siempre dura Titan Desert, ¿Qué balance hace?
"Toda carrera deja algo de sufrimiento, pero esta en particular te lleva al límite y es al máximo. Fue complicado en mi caso porque iba con una buena dosis de entrenamiento y bien preparada, pero un poco débil en el tema de la salud, así que se convirtió en un reto aún más difícil de lo que es. De hecho, terminé esa carrera más de fuerza mental que por otra cosa".
¿Cuál fue el momento más complicado que vivió?
"En general, hubo varios momentos complejos. Estuve a punto de desistir en varias oportunidades porque no se imaginan lo que es pedalear bajo temperaturas de 45-50 grados centígrados, durante casi cinco o seis horas seguidas; es duro. Pero bueno, lo sacamos adelante, es cuestión de intentarlo y persistir. Fue mi segunda Titan y me preparo para lo que viene".
Y en lo que viene está la Tatacoa Race, como bien lo decía, ¿Cambia en algo la puesta a punto?
"Al ser una competencia de dos días, no quiere decir que cambie la preparación porque sigue siendo igual de exigente; la temperatura juega un papel crucial y todo es en el desierto. Hay que cuidarse e hidratarse muy bien y llegar con un grado de entrenamiento bueno para disfrutar, en medio de todo lo que se vivirá. Será demasiado dura y no es para cualquiera".
¿Qué tiene de especial este evento?
"Más allá de lo deportivo, trae consigo algo bonito y particular y es el hecho de pedalear a lo largo y ancho del desierto de la Tatacoa, un lugar al que millones de personas van para conocer en sus viajes y quedan descrestados. Además, lo que se siente en el interior es una familia, el entorno que se ve en la carrera es maravilloso y hace que sea bastante especial".
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¿Cómo ha sido la acogida de la gente con usted?
"Es lo máximo. Entreno para correr y ganar porque es lo que me gusta, independiente de que se de o no. Llegar a las carreras y sentir esa energía y vibra de la gente y acogida es lo máximo, de lo que más disfruto. Compartir con ellos y contarles las experiencias que he tenido, aconsejarlos, en fin, integrarlos. Somos una familia y es algo muy lindo".
Hablando de esas experiencias, ¿Cuál es esa anécdota que más recuerda?
"Son muchas (risas). Ahora, algo que se ve frecuentemente en el 'mountain bike' (ciclomontañismo) es que a veces uno se da mañas y rescata gente o, en otras ocasiones, te rescatan. Me refiero a que hay momentos donde vas sin fuerzas, con la cabeza abajo, crees que ya no puedes más y estás a punto de tirar la toalla, pero llega alguien a darte ánimo de la nada".
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Ahí es donde habla de "la familia"...
"Exacto. Siempre hay una persona que te impulsa, te brinda apoyo, dice que sí puedes e impulsa a darlo todo. De hecho, es muy común que lleguen y hasta te echen agua encima para que te refresques, así esté caliente (risas). Es muy bonito. Finalmente, te dan la mano y te llevan a terminar ese reto y lograr la meta. Se crea un grupo de personas que se quieren".
¿Qué balance hace del presente del ciclomontañismo?
"Hay mucho trabajo de por medio. Ya son seis años en el mountain bike, comenzando desde cero en carreras locales, pero ya estoy en un equipo profesional, yendo a eventos europeos, que son de mayor nivel, es ganancia. Eso es lo que siempre soñé, disputar esas carreras que nos hacen más grandes. Además, representar a mi país es enorme y llena de orgullo".