"A Marco Pantani, un gran campeón víctima de la Justicia italiana, un hombre bueno y generoso que siempre perdonó a todos. Siempre estará en nuestro corazón con su sonrisa. Así te recordaremos siempre", rezaba la inscripción de la placa que adornaba en 2005 en Cesenatico la estatua del "Pirata de las montañas", uno de los mejores escaladores de la historia, el último ganador de Giro y Tour en el mismo año (1998).
Luego, esa placa en 2014, cambió el texto por otro que se refiere "a un gran campeón que ganó el Giro y el Tour e hizo soñar a millones de seguidores". Con matices en el escrito, Pantani, fallecido en el Hotel Le Rose de Rimini el 14 de febrero de 2004, rompió el corazón de muchos enamorados al ciclismo en aquel día de San Valentín.
Las referencias a Pantani vuelven este año por el intento de igualar su doblete Giro-Tour por parte del esloveno Tadej Pogacar. Aquella hazaña del Pirata indomable es solo un hecho más de un mito que provoca aún en nuestros días una irrefrenable pasión entre los aficionados. Pocos corredores son venerados como si fueran un Dios.
El Giro de Italia utilizó en su 100 edición el eslogan de "Amore infinito" hacia Marco Pantani. Un buen resumen para un personaje que hizo soñar a los seguidores cada vez que su ligero cuerpo -1.72 metros y 57 kilos- despegaba del asfalto a las cimas más prestigiosas del ciclismo, como aquella vez que le dio el triunfo en Alpe D'Huez, Tour de 1997.
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DUDAS INFINITAS, UNA RESOLUCIÓN
Un año después de su doblete, quedó grabada para siempre la fecha del 5 de junio de 1999 en Madonna de Campiglio, durante el Giro, 2 días antes de ganar la carrera. Ese día, muy temprano, 10 ciclistas pasaron control antidopaje. Pantani superó el 50% la tasa de hematocrito permitido y hubo de abandonar la competición. Era el principio del fin, como corredor y como persona.
Su fallecimiento no solo abatió al mundo del ciclismo, sino que supuso el inicio de una serie de sospechas de todo tipo que abrieron una larga marcha judicial que aún sigue dejando dudas. La conclusión de que no se trató de un asesinato, sino de un atracón de drogas, nunca será aceptado por algunos de sus allegados y seguidores.
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La investigación de la fiscal Elisabetta Melotti aún no ha sido enviada formalmente al despacho del juez de instrucción como solicitud de sobreseimiento, pero no han surgido nuevos elementos.
La familia, especialmente la madre de Pantani, Tonina Belletti, no cesa en la lucha por demostrar que la desgracia del ciclista se debió a causas externas. "Marco no estaba solo la noche en que murió, había dos escoltas con a él", dijo Tonina ante los carabinieri de la unidad de investigación del departamento operativo de Rímini.
Tonina también aportó a la Fiscalía nuevos testigos que conocían al Pirata, pero que no habían sido escuchados, pero al parecer fueron considerados testimonios poco fiables. Hablaron todos los que estuvieron con el ciclista los días anteriores al 14 de febrero de 2004: amigos, mujeres, o empleados de establecimientos frecuentados por él.
Tampoco surgieron nuevas pistas que desviaran la razón de su muerte de la sobredosis de cocaína. El Tribunal Supremo italiano absolvió a Fabio Carlino, a quien se había condenado a cuatro años y seis meses de cárcel por haber suministrado la droga que causó la muerte de Marco Pantani.
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Las investigaciones concluyeron que Pantani murió solo en una habitación cerrada por dentro, principalmente por la acción de psicofármacos. Se excluyeron también diversas hipótesis solicitadas por la familia sobre una supuesta intervención de la Camorra en el Giro de Italia de 1999, cuando Pantani fue excluido por el elevado hematocrito.
La investigación del fiscal Paolo Giovagnoli terminó de sobreseer el caso tras un nuevo informe médico forense confiado al profesor Franco Tagliaro, donde establecía que el campeón de ciclismo había sido fulminado por una mezcla de drogas y medicamentos.
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LA PASIÓN NO FUE SUFICIENTE
"Mantengo todavía una enorme pasión por la bicicleta y por el ciclismo, donde se manifiesta la fortaleza humana a través de la fatiga y el sacrificio. Estos valores son muy importantes para mí y me motivan para entregarme sin reservas a mis tifosi", dijo Pantani el 15 de abril de 2003, la figura que con 24 años irrumpió entre los más grandes ciclistas del momento.
Todo empezó como un juego de niños, por el gusto de aquel Pantani niño que quería probar sus habilidades sobre la bici midiéndose a chicos de su edad. Sus primeros pedales los dio con la bicicleta de su madre y enseguida todo el mundo vio que era un futuro ciclista.
Pero después de ganar como profesional el Giro y Tour de 1988 y la medalla de bronce en Colombia, en el Mundial de Duitama 1995, en el que hubo doblete español con oro de Abraham Olano y plata de Miguel Indurain, se asentó su leyenda y comenzó un camino hacia la desesperación.
“Con el tiempo, el ciclismo llegó a ser un trabajo. He estado muy presionado y finalmente, humillado", dijo Marco Pantani tras su retirada. Hasta el punto que se encaminó hacia una ruta sin seguidores exaltados gritando su nombre, sin podios ni gloria, sin victorias. Se quedó en víctima de sí mismo, del personaje, de todos.
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Otro mito, pero del fútbol, el argentino Diego Maradona, se atrevió a opinar cuando falleció Pantani.
"Todos somos culpables. La noticia me ha producido una gran tristeza, pues conocí a Marco en Cuba. Inmediatamente me ha parecido que todos tuviésemos culpa de lo que ha ocurrido, pues cuando Pantani ganaba todos estaban cerca de él. Y murió solo". Palabras del que fue "el Dios" del fútbol. Otra eterna leyenda.
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