El francés Julian Alaphilippe, doble campeón del Mundo, será el encargado de llevar los galones de líder en la 18 edición de la Strade Bianche que se disputa este sábado con salida y llegada en Siena, con un recorrido de 215 kilómetros que incluye pista de grava, el "sterrato".
El corredor galo, ganador de la Strade Bianche en 2019, estará en la salida de Siena por sexto año consecutivo, esta vez acompañado por un potente equipo que completan Kasper Asgreen, que consiguió podio en 2022, Josef Cerny, Pieter Serry, Mauri Vansevenant y dos neoprofesionales: Antoine Huby y Paul Magnier, este último siendo una de las sorpresas de la temporada, con dos victorias ya en su haber. La Strade Bianche de este año cuenta con más kilómetros, sectores de grava más exigentes y más kilómetros de caminos de tierra que nunca, lo que la convierte en la edición más difícil hasta el momento, debido a la presencia de ese circuito adicional alrededor de Siena.
Por primera vez desde su creación en 2007, la Strade Bianche superará la barrera de los 200 km, lo que supondrá unas cinco horas sobre el sillín, un cambio que tiene el potencial de alterar toda la dinámica y la forma en que se correrá.
La carrera de las "pistas blancas" tendrá un total de 15 sectores, entre ellos el Monte Sante Marie, el Colle Pinzuto y el Toffe, viejos conocidos que se espera que desempeñen un papel importante en el resultado.
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Una vez superados todos estos obstáculos, a los corredores les queda un obstáculo más: la empinada subida de Via Santa Caterina, con una pendiente máxima del 16%, a sólo 500 metros de la meta en la Piazza del Campo.
“Estamos motivados por lo que es una de las carreras más bonitas del año. Julian y Kasper son dos corredores que juntos han subido al podio tres veces aquí, mientras que para los jóvenes del equipo será una buena oportunidad de ganar algo de experiencia. El recorrido ha cambiado y será más duro que en el pasado, pero esperamos un buen resultado al final”, comentó Davide Bramati, director del equipo.
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