En la víspera de la primera incursión en la alta montaña, el favorito belga Remco Evenepoel, que el miércoles sufrió dos caídas, tuvo un día tranquilo este jueves, en una sexta etapa del Giro de Italia con meta en Nápoles y en la que el danés Mads Pedersen ganó al esprint.
En un día soleado, Evenepoel, después de irse al suelo en dos ocasiones en un asfalto mojado en la víspera, pudo aprovechar esta etapa corta (162 km) y tranquila para curar sus heridas, sin sobresaltos y sin más incidentes.
En un decorado de tarjeta postal, con Pompeya, el Vesubio y la costa amalfitana en el recorrido o sus alrededores, Evenepoel estuvo cobijado en el pelotón, que dio caza a dos escapados, el australiano Simon Clarke y el italiano Alessandro De Marchi, a apenas 300 metros de la llegada.
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Pedersen, campeón mundial en 2019, aprovechó la etapa para ganar por primera vez en el Giro después de su victoria de etapa del año pasado en el Tour de Francia y las tres en la Vuelta a España. Es el 104º ciclista en ganar al menos una etapa en cada una de las tres grandes rondas del calendario.
"Lo siento de verdad por los dos. No era fácil alcanzarles, todos los equipos con velocistas tuvieron que lanzar a sus hombres disponibles a la batalla. Pero estoy muy contento, había venido para esto", dijo Pedersen sobre los escapados Clarke y De Marchi.
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La etapa se decidió en una llegada masiva, sin caídas, justamente el guión con el que soñaba Evenepoel después de sus caídas de la víspera, la primera por un perro que cruzó la carretera y la segunda por un final totalmente caótico.
Con un gran hematoma muscular y un traumatismo en el sacro, Evenepoel pudo pasar "una buena noche", como explicó en la salida.
"¡Ha dormido diez horas!", dijo con una sonrisa Toon Cruyt, el médico de su equipo Soudal-Quick Step.
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