El Tour de Francia comenzará en 2022 en Copenhague (Dinamarca), lo que le convierte en el inicio más septentrional de la historia y le obliga al desafío de compensar esa salida con un recorrido en Francia, que el jueves, será desvelado por los organizadores.
Será la primera salida en el extranjero desde la de Bruselas en 2019 y la más al norte, superando a Leeds en 2014.
La capital danesa tenía previsto ser la salida en 2021, pero la pandemia les hizo retrasarlo, lo que obligó al Tour a refugiarse en Bretaña.
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Dinamarca se convertirá en el décimo país en albergar una salida del Tour de Francia fuera del país anfitrión, ejercicio que comenzó en 1954 con el inicio en Ámsterdam, y en el cuarto país no fronterizo en hacerlo.
Las tres etapas danesas ya se han dado a conocer, una contrarreloj de 13 kilómetros en las calles de la capital para empezar, 199 kilómetros entre Roskilde y Nyborg sometidos a los azotes del viento y otros 182 entre Vijle y Sonderborg prometidos a los velocistas.
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A la espera del anuncio oficial, las indiscreciones -a menudo de alcaldes o dirigentes regionales- auguran que el pelotón podría dar un salto hasta Lille, donde reposaría un día antes de atacar la parte francesa.
Las dos primeras jornadas se desarrollarán en el norte, con una posible visita a la costa Atlántica y llegada en Calais y una etapa marcada por los adoquines, estrellas de las clásicas de primavera y que regresan a la ronda gala tras tres años de ausencia.
Desde allí, tomarán dirección al este para afrontar en la séptima etapa el ascenso a La Planche des Belles Filles, escenario en 2020 de la remontada contra el crono del esloveno Tadej Pogacar, que allí ganó el primero de sus dos títulos del Tour de Francia.
Convertida desde su primer ascenso en 2012 en un clásico de la ronda gala, la montaña de los Vosgos será meta por tercera vez consecutiva y por sexta en total.
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Camino de los Alpes, el Tour de Francia puede dirigirse hacia el sur, con una internada en Suiza de un par de jornadas, incluida una visita a Aigle, sede de la Unión Ciclista Internacional (UCI), antes de descansar en la falda del macizo.
Los rumores apuntan a una etapa con final en el col de Granon, a 2.400 metros sobre el nivel del mar, 12 kilómetros con una pendiente media del 10 % que solo ha sido meta en 1986, cuando se impuso el español Eduardo Chozas.
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Al día siguiente, fiesta nacional en Francia, volverán las 21 curvas del Alpe d'Huez, ausente desde 2018 y que será meta por 31 vez en la historia desde su primer ascenso en 1952.
La caravana pondrá rumbo al suroeste por la ruta de Saint-Etienne, un ascenso al aeródromo de Mende y sus duros 3 kilómetros finales, y un reposo en Carcasona o Narbona, el último antes de afrontar la recta final.
Los Pirineos se abordarán por Foix, de este a oeste, y podrían incluir algunas de las cimas míticas de ese macizo, Peyregudes y su desnivel del 17 %, o el Hautacam como colofón de una jornada que incluye también el Aubisque y Soulor.
El pelotón saldrá por Cahors del macizo pirenaico, dirección al valle del Lot, donde la víspera del paseo triunfal por los Campos Elíseos se apunta que regresará la contrarreloj.
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Serán una treintena de kilómetros con meta en el santuario de Rocamadour, en el valle del Dordoña, enclavado en la montaña y que, a la espera de los detalles que desvelarán los organizadores, promete un trayecto de media montaña.
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