Nikola Jokic nunca tendrá la popularidad de las superestrellas de la NBA que lo veneran pero, con un estilo de juego nunca visto, elevó a los Denver Nuggets hasta las primeras Finales de su historia, en las que enfrentará a los Miami Heat.
Cuando el pívot serbio hizo su discreto aterrizaje en la liga en 2014, ni siquiera sus más allegados podían imaginar que ganaría dos premios MVP (2021 y 2022) y firmaría unas estadísticas solo al alcance de los grandes mitos del básquet.
Su nombre no fue pronunciado en aquel Draft hasta que los Nuggets lo eligieron en el puesto 41, cuando el propio Jokic ya se había quedado dormido en la madrugada de Serbia y la televisión estadounidense emitía un comercial de una cadena de comida rápida Tex-Mex.
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Nunca un futuro ganador del MVP había sido escogido en un lugar tan bajo del Draft como el del 'Joker', quien provenía de un equipo, el Mega Basket, prácticamente desconocido fuera de Serbia.
En los últimos nueve años, ni la excelencia de su básquet ni sus muchos logros individuales han catapultado su figura más allá del mundo del deporte.
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La actividad publicitaria de Jokic, de 28 años, se limita a la promoción de una marca de cerveza en su país. En Estados Unidos no anuncia productos ni da nombre a ningunas zapatillas pese a estar bajo contrato con Nike.
El último MVP sin modelo propio fue otro talentoso hombre alto europeo, el alemán Dirk Nowitzki (2007), quien brindó a los Mavericks su primer anillo de campeón, como Jokic buscará para los Nuggets a partir del primer partido de las Finales el jueves.
- Un jugador diferente -
El aspecto aparentemente tosco de Jokic con sus 2,11 m de altura, un lenguaje corporal poco convencional y una nariz que enrojece con el aire acondicionado, están lejos de los cánones del 'showtime' de la NBA.
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Sus mágicas asistencias e inverosímiles triples suelen ser relegados en las redes sociales por las feroces volcadas de sus adversarios y el propio Jokic es el primero en renunciar a la batalla del espectáculo.
"Yo tampoco me elegiría", dijo el serbio después de que fuera el séptimo escogido en la repartición de equipos para el pasado Juego de las Estrellas, lo que fue considerado como una falta de respeto al entonces vigente MVP.
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"Yo no estoy hecho para este juego", reconoció Jokic con una sonrisa para restarle importancia al asunto.
Cuando se trata de básquet competitivo, sin embargo, el pívot acumula los elogios unánimes de compañeros, rivales y entrenadores, todos ellos rendidos ante la extraordinaria inteligencia basquetbolística de Jokic y su capacidad para dominar todas las facetas del juego.
"Hay que ser un enorme aficionado del básquet para entender lo que hace 'Joker'. Los demás apuestan por los triples desde lejos, las volcadas o Los Lakers. Nosotros sabemos lo que hace Jokic, así se hace un equipo ganador. Pero la NBA no se basa en eso, sino en las estrellas", expuso Gilbert Arenas, exbase de los Wizards.
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- "Es especial" -
Como eje absoluto del juego de los Nuggets, Jokic tiene en estos 'playoffs' un asombroso promedio de 29,9 puntos, 13,2 rebotes y 10,1 asistencias, con unos porcentajes de 54,4% en tiros de campo y 47,1% en triples.
Posiblemente el mejor pívot pasador de la historia, el serbio ha firmado triple dobles en ocho partidos de estas eliminatorias, superando el récord de siete del legendario Wilt Chamberlain en los 'playoffs' de 1967.
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"Todo el mundo se obsesiona con sus estadísticas, pero no creo que mucha gente hable de otra parte de su juego" señaló LeBron James después de que sus Lakers fueran barridos 4-0 en la final del Oeste por Denver.
"Ve las jugadas antes de que sucedan, no hay muchos jugadores así", describió. "Puede anotar, rebotear, pasar. Hay tipos en esta liga que juegan a básquet de la manera que me gusta jugar a mí también, y él es uno de ellos (...) Quizá no se hable de ello, porque mucha gente no lo entiende, pero yo sí. Es especial".
"Jokic pasará a la historia como uno de los mejores pívots de todos los tiempos", profetizó Kevin Durant, el líder de los Phoenix Suns, otra de las víctimas de los Nuggets en estos 'playoffs'.
Todos estos elogios no parecen afectar lo más mínimo a este hombre tranquilo que cada verano regresa a su natal Sombor, una pequeña población agrícola del norte de Serbia, donde pasa su tiempo con la familia y con los caballos, su otra gran pasión.
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Así fue como, llegando a su establo en un carro de caballos y vestido de jockey, los dirigentes de los Nuggets lo sorprendieron el año pasado para entregarle su segundo trofeo MVP.
"El éxito, el dinero y la fama nunca han cambiado a este tipo, y eso es raro en este negocio", subrayó su entrenador, Michael Malone.
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