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Imagen de referencia de un partido de baloncesto
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Mundial de Baloncesto 2023, un evento que va más allá de lo deportivo y permite conocer culturas

Con sede en Japón, Indonesia y Filipinas, el Mundial de Baloncesto 2023 ha empezado a dar de qué hablar por la manera como ven y viven este deporte en dichos países.

Manila acogerá el viernes el partido inaugural del Mundial de Baloncesto, que se disputará simultáneamente en Japón, Indonesia y Filipinas, un país donde la baja estatura media de su población no impide que este deporte sea el rey indiscutible, seguido con fervor religioso pese a las mínimas opciones de la selección nacional.

La hegemonía del baloncesto en Filipinas es absoluta: existen canchas de baloncesto en todos los barrios, aldeas y asentamientos, pegatinas de equipos de básquet en todos los taxis y jeepneys (minibuses locales) y jóvenes vistiendo camisetas de la NBA y la PBA (liga profesional estadounidense y filipina, respectivamente) en cada calle.

El físico de los filipinos no parece predisponer para el auge del baloncesto: la estatura media de los hombres es de 165,23 centímetros y la de las mujeres de 154,14 centímetros, según datos de Naciones Unidas, que sitúa a Filipinas como el undécimo país con la estatura media más baja del planeta.

Sin embargo, es un deporte omnipresente en el archipiélago de 7.000 islas, donde es habitual encontrarse con filipinos pegados a la pantalla de su móvil siguiendo los partidos mientras caminan, y hasta en los lugares más recónditos hay una canasta improvisada, ya sea en las urbes, las montañas todavía habitadas por tribus indígenas o incluso en los cementerios.

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“La cancha de baloncesto es donde todo pasa”, describe el periodista estadounidense Raphe Bartholomew en su libro “Aros del Pacífico: amantes de la cerveza que juegan en chanclas y la insólita historia de amor de Filipinas con el baloncesto”, donde explica las razones por las que el básquet reina en el archipiélago asiático.

En su libro, Bartholomew cuenta cómo las canchas de baloncesto se convierten en los centros neurálgicos de pueblos, barrios y aldeas, tanto como lugar de reunión para los jóvenes como centro de celebración de fiestas locales, eventos sociales, mítines electorales y hasta como centros de evacuación temporales durante los desastres naturales.

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Imagen de referencia de un partido, previo al Mundial de Baloncesto 2023
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¿POR QUÉ MANDA EL BÁSQUET?


Con una población de más de 110 millones de personas donde la edad media no supera los 25 años y el inglés es -junto a las lenguas locales- el idioma oficial, Filipinas, uno de los países más occidentalizados de Asia, es un lugar idóneo para que arraigue la pasión por el baloncesto y la NBA.

El sistema educativo impuesto por Estados Unidos, poder colonial en Filipinas desde 1898 hasta 1946, fue decisivo para que la población local absorbiera el básquet y lo integrara en sus costumbres hasta devenir deporte nacional por aplastante mayoría a pesar de la baja estatura media de los filipinos.

El baloncesto no requiere, además, elevados gastos en equipamiento ni grandes superficies para jugar, por lo que el deporte se ajusta a las necesidades económicas de un país que todavía sufre altas tasas de pobreza y con una enorme densidad de población en las urbes, donde cada metro vale.

Además, según el antropólogo Michael Tan,citado por Bartholomew en su libro, la sociedad filipina aprecia "la gratificación instantánea", muy enraizada en la idiosincrasia local, por lo que la actividad frenética de un partido de baloncesto gusta más que, por ejemplo, la lentitud de un partido de fútbol que además puede acabar en empate.

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Partido preparatorio de Estados Unidos, de cara al Mundial de Baloncesto 2023
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El básquet "no es sólo en un pasatiempo para los jóvenes filipinos", añade el autor, "sino en un rito de iniciación". Cuando los chicos llegan a la adolescencia, sus madres empiezan a permitirles deambular libremente por sus barrios, metiéndose en líos pero también aprendiendo a comportarse como hombres".

Miles de publicaciones inundan estos días las redes sociales de los filipinos apoyando a su selección, que el viernes se enfrenta a la República Dominicana, a pesar de que su selección, que ocupa el puesto 40 en la calificación mundial de la FIBA (Federación Internacional de Baloncesto), parte con clara desventaja en las casas de apuestas.

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En el único país asiático de mayoría católica de Asia, donde algunos penitentes se flagelan para emular la pasión de Cristo durante la Semana Santa, el baloncesto se vive igualmente con devoción, fidelidad y un fervor religioso.

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