Siete campamentos distintos para albergar a los pilotos, 572 kilómetros cronometrados para los coches y 620 para las motos, tiendas de campañas y comida "al estilo militar" esperan a los corredores entre este jueves y este viernes en la parte más inhóspita del Rub al-Jali, el desierto de arena más grande del mundo.
El Dakar 2024 ha preparado para este jueves y viernes una "trampa" en la que los pilotos se olvidarán de las piedras y de la tierra para adentrarse directamente en las dunas.
Esta sexta etapa, dividida en dos jornadas, debe marcar las grandes diferencias de la primera semana del rey de los rallies, que llega con tres corredores a menos de 11 minutos en la general de coches: tanto el catarí Nasser Al-Attiyah (Prodrive), como el español Carlos Sainz (Audi) buscan arrebatar el liderato al saudí Yazeed Al Rajhi (Overdrive Racing).
Desde las 6.45 horas de este jueves, un piloto saldrá a las dunas cada tres minutos. El primero en hacerlo en coches será Al-Attiyah, quien ganó este pasado miércoles la quinta etapa y será quien abra pista. Tras él, los diez primeros irán saliendo coches de tres minutos en tres minutos, mientras que en adelante será de dos en dos.
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Durante dos jornadas, los pilotos recorrerán más de 800 kilómetros, 572 de ellos cronometrados en el caso de los coches y 620 para las motos por el mayor desierto de arena del mundo. Además, los vehículos de dos ruedas lo harán por un trazado diferente a los de cuatro, por lo que los coches rodarán sin las huellas de los motoristas, algo que sí ocurre en condiciones normales.
Así, Al-Attiyah contará, a priori, con una desventaja, ya que su copiloto, el francés Mathieu Baumel, será quien más atento tenga que estar a cualquier detalle que brinde el libro de anotaciones del Dakar.
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Vívacs de la 'A' a la 'G'
Los corredores intentarán llegar al vívac más lejano desde el primer día, aunque a partir de las 16.00 horas se tendrán que parar en el campamento que tengan más cercano. Si están entre un punto intermedio entre el 'B' y el 'C', por ejemplo, tendrán que acudir al más lejano y ese tiempo aún contará para la clasificación.
A su llegada al campamento, les esperará una tienda de campaña básica, una esterilla, dos comidas -una cena y un desayuno- "al estilo militar" y seis litros de agua, puesto que, aunque en Arabia Saudí es invierno, el desierto es el desierto y este pasado miércoles se alcanzaron temperaturas de 27 grados en Shubaytah, donde estaba instalado el último vívac de la semana para mecánicos, pilotos o periodistas.
El objetivo es el de "contar una historia dentro de otra historia", comentó David Castera, el director del Dakar, en una conversación a medios españoles. Castera subrayó que esta etapa, dividida en dos jornadas, se prepara sobre el terreno desde hace cinco días y busca algo totalmente distinto a lo que conocen los aficionados al Dakar.
"Son bastantes ingredientes nuevos para esta nueva historia", subrayó el madrileño Carlos Sainz en la jornada previa a la sexta etapa, mientras que Al-Attiyah dijo no preocuparse de abrir pista y, de hecho, incidió en que los corredores están demasiado preocupados por estos días "pero no por la próxima semana".
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Sin internet y con el riesgo de quedarse sin gasolina
Pero además de tener que dormir en una tienda, y no en una caravana como suelen hacerlo los pilotos, y de no poder comer más que de latas, los corredores tendrán que enfrentarse a otro gran riesgo: dormirán del jueves al viernes sin saber su posición en la primera parte de la etapa, porque no podrán conectar sus móviles a internet, aunque la cobertura en medio del desierto sea inexistente.
Una de las grandes inquietudes de los equipos, y sobre todo de las grandes marcas, es la de la gasolina. Un coche de la categoría Ultimate puede llegar a consumir más de 80 e incluso 85 litros a los 100 kilómetros, una cifra que deja a las claras la cantidad de litros de combustible con los que deben llenarse los coches.
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Así, a pesar de que habrá puntos de 'refuelling' distribuidos por el trazado, la intranquilidad reinó en el 'briefing' previo a la etapa, en el que las grandes marcas discutieron incluso sobre maneras de acortar la etapa. El miedo a lo desconocido reina en todos las marcas y pilotos, que desconocen lo que ocurrirá en un indomable desierto que puede estar lleno de sorpresas.