El estadounidense Kyle Kirkwood (Andretti Autosport) se impuso este domingo en Nashville para lograr su segundo triunfo de la temporada en IndyCar tras el obtenido en Long Beach, mientras que el español Alex Palou (Chip Ganassi) acabó tercero y ya puede echar cuentas para calcular en qué Gran Premio puede ganar el campeonato.
Palou aumenta su distancia respecto a Josef Newgarden (Team Penske) y el resto de los candidatos en la lucha por el título. El piloto español suma ya 513 puntos, tiene 84 de distancia respecto al de Nashville y 126 con su compañero Scott Dixon (Chip Ganassi), a falta de cuatro carreras para la finalización del campeonato.
En las dos primeras ediciones de este 'Big Machine Music City Grand Prix', Nashville siempre fue territorio de Chip Ganassi, pero en esta ocasión se estrenó Andretti.
Completó el podio con el segundo puesto el neozelandés Scott McLaughlin (Team Penske), que incluso lideró la prueba durante 25 vueltas y supo responder con contundencia en las últimas vueltas los ataques constantes de Palou por pasarle.
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Kirkwood se mostró feliz con el resultado ya que en la carrera de 2022 en Nashville no pudo terminar.
"La última vez que estuve aquí no fue muy divertido, así que había algo de reivindicación en lo de hoy", comentó el neozelandés en línea de meta.
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Palou también se mostró satisfecho: "Teníamos la velocidad, era improbable antes de la primera amarilla, pero hablamos antes de la carrera que esperábamos más banderas. Tratamos de ahorrar mucho combustible, fue una carrera dura, pero lo hicimos bien, estamos en el podio, así que no podría estar más feliz ahora mismo", comentó el catalán.
Respecto al título, prefirió ser cauto y no celebrar nada aún: "Hemos hecho un trabajo enorme durante todo el año, también hemos tenido suerte algunos días como hoy. Queremos mantener este número diez en lo más alto de la tabla, seguiremos apretando en las próximas carreras, pensando en cada una de ellas y probablemente en la última carrera hablaremos del campeonato".
En la mayor parte del gran premio se trató de una carrera tranquila que respondió en resultados a las elecciones de pilotaje y estrategia de los distintos monoplazas. Fue con la suciedad que fue acumulándose en el trazado con lo que comenzaron los accidentes y problemas en el tramo final.
Como anécdota previa a la salida quedará que un veterano como Will Power (Team Penske) olvidó meterse en el coche con sus auriculares que le comunican por radio con el equipo, no estuvo durante las ceremonias previas y, pese a todo, le respetaron la séptima posición de salida.
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Palou perdió en la salida una posición con David Malukas (Dale Coyne), pero el estadounidense de origen lituano perdió su alerón trasero y estuvo a punto de chocar con el muro. Fue la primera bandera amarilla en la vuelta catorce, que aprovecharon muchos pilotos para pasar por boxes.
Las últimas veinte vueltas fueron más atractivas por el duelo por el campeonato entre Palou y Newgarden que por la victoria final de carrera. Tercero y cuarto respectivamente, el local lograba no perder demasiada renta respecto al gran favorito
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A diez vueltas para el final, con Kirkwood liderando y McLaughlin persiguiéndole, ambos marcaban mucha distancia respecto al gran grupo comandado por Palou. Fue entonces cuando Lundqvist estrelló su monoplaza contra el muro, con la consecuente bandera amarilla y la carrera reagrupada.
A siete vueltas para la meta se mostró la bandera verde y la competición duró apenas unas curvas. Tres coches quedaron empotrados unos con otros: el argentino Agustín Canapino (Juncos Hollinger), el sueco Felix Rosenqvist (Arrow McLaren) y el danés Benjamin Pedersen (A.J. Foyt).
Con bandera roja, todos los monoplazas tuvieron que entrar a boxes en una imagen que recordó el caos vivido en esta misma carrera hace un año. A la espera de la reanudación, la batalla pasaba por aguantar de la mejor manera posible el calor por parte de todos los pilotos metidos en sus monoplazas estáticos.
Una vez reanudada la carrera, Palou trató de asaltar la segunda posición ya acosó durante las últimas tres vueltas a McLaughlin, lo que permitió que Kirkwood tomara distancia y ganara con comodidad.
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