Una juez evalúa la evidencia para decidir si manda a la cárcel a los diez policías capturados por el asesinato de tres jóvenes en el corregimiento de Chochó, Sucre. Entre las pruebas están testimonios de dos patrulleros y el de la persona que le hizo arreglos a la patrulla por petición de un uniformado.
El patrullero de la Policía Rafael Paz, junto con su compañero Santiago Garavito Díaz, fueron dos de las fichas clave que la Fiscalía tuvo en cuenta para reconstruir el asesinato de Jesús Díaz, José Arévalo y Carlos Ibáñez, ocurrido hace un mes.
“Luego de haberle disparado al sujeto de rayas rojas, después cogió y les disparó a los dos que estaban del lado derecho del platón. Les disparó a esos dos”, dijo Rafael Paz, patrullero de la Policía capturado.
Esta narración corresponde al relato de lo que, según él, sucedió ese 25 de julio tras las capturas de los jóvenes. Contó cómo fueron ubicados estratégicamente para ponerlos en estado de indefensión.
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“Yo escuché… él los mandó que se acostaran. O sea, él dijo: ‘¡Acuéstense!’. Les dijo a los muchachos y ahí disparó”, agregó Paz.
Según la Fiscalía, a quien se refiere el agente es al coronel Benjamín Núñez, quien, de acuerdo con varios testigos, habría sido la persona que les disparó a los tres jóvenes, reconstrucción que también detalló el patrullero minuto a minuto con un video que le enseñaron en un teléfono celular. Fue justo ese video otra de las pruebas que permitió demostrar en qué parte del trayecto fueron asesinados los muchachos.
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“En la entrada de Sincelejo, se observa ya a los jóvenes tendidos en el platón de la camioneta, ya impactados por arma de fuego, como también se puede evidenciar al momento que son bajados en la clínica María Reina. En este momento, su señoría, contrario al video que se pudo observar anteriormente, que se encontraban con vida, en este preciso momento ya están sin vida”, señaló Eduardo José Duarte, fiscal delegado para la seguridad territorial.
Sin embargo, otro patrullero que iba en el carro escolta se refirió a lo que le dijo el coronel cuando llegaron al hospital con los jóvenes.
“Que no tenía nada que ver, que él simplemente los estaba llevando y que él no había matado a nadie”, indicó Santiago Garavito, patrullero de la Policía capturado.
Otra pieza fundamental para reconstruir este rompecabezas fue la declaración de un ciudadano que se dedica al oficio de mecánica y pintura automotriz. Este hombre contó a la Fiscalía que el uniformado Jesús María Bolaño y otros dos policías le encomendaron lo que describió como "trabajito" a la camioneta Nissan Frontier en donde se cometieron los homicidios.
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“Consiste en tapar unos hoyos que tiene la camioneta, él va y mira y dice que se puede hacer señalando en primera instancia que se debe comprar fibra, él designa a una persona para que realice dicha compra y proceder a realizar la reparación a esa patrulla de la Policía Nacional”, subrayó el fiscal delegado.
Arreglos que quedaron evidenciados en varias fotografías de la camioneta y que coinciden con la ubicación de los cuerpos. Entretanto, se sigue tras la pista del prófugo coronel Benjamín Núñez, cuya ubicación fue rastreada por última vez en México.