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Como si fueran de cartón, las casas en el barrio La Esmeralda, de Barranquilla , se fueron derrumbando una a una y quedaron convertidas en escombros. El colapso solo les dio tiempo a sus ocupantes de salvar sus vidas.
“La casa empezó a traquear, a sonar…yo enseguida cogí el bebé y salí corriendo y la vecina de al frente fue la que me ayudó, cogieron al niño”, explica Carolina Bermúdez, damnificada por el derrumbe.
Algunas viviendas lucen bien en sus fachadas, pero por dentro se evidencia el desastre. Por ejemplo, se cayeron las habitaciones, los baños, y la cocina y la sala está en riesgo.
“Tengo 15 años de estar trabajando y ahí están todos mi sueldo, mi juventud, todo lo que trabajé; todo se destruyó de la noche a la mañana. He quedado en la calle”, se lamenta Iris Llerena, damnificada por el derrumbe.
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Algunas familias habían remodelado sus viviendas para la fiesta de fin de año, pero el movimiento en masa generado por las lluvias arrasó con todo.
Otras viviendas están a punto de quedar sepultadas por el lodo. Algunas familias llevan varios días sacando el barro de sus casas.
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Las autoridades reportan que en las últimas horas aumentó a 600 el número de viviendas afectadas, más de la mitad ya han sido evacuadas.
Algunas vías también colapsaron por los deslizamientos. Las estructuras están socavadas y se convierten en riesgo para la comunidad.
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