Jordi Andrés Torres tenía 18 años y junto a otros cuatro amigos se lanzó al arroyo en Barranquilla conocido como Don Juan, ubicado en el barrio El Ferry. Todo era parte de un juego, como si se hubieran botado por un tobogán, pero este joven no salió de ahí con vida.
La corriente rugía y se hacía cada vez más fuerte. El último en lanzarse al arroyo en Barranquilla fue Jordi.
"Como eso es una canal por ahí, ellos de inocentes comienzan a tirarse a bañarse ahí, ellos no ven el peligro", afirmó el testigo Samuel Serna.
Los amigos de Jordi lo encontraron 18 horas después en el caño Brisas del Río.
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"Yo me hundí y yo lo toqué, lo agarré por el brazo y lo alcé y dije ‘sí, aquí está, aquí está’, y se tiraron todos los que nos ayudaron", relató Esdras Nehemías Castro.
El padre de Jordi, Alfonso Torres, hizo un llamado a los jóvenes y los adultos: "Miren la pérdida mía, si no quieren que esto se vuelva a repetir".
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Los que no corrieron con ese trágico destino fueron dos hermanos venezolanos, de 13 y 16 años, que se aferraron a la rama de un árbol del barrio Siape al caer en la creciente de un arroyo en Barranquilla.
Cleiton Güete, una de las personas que intentó auxiliarlos, relató que lanzaron "una pita, vino mi hermano y más atrás se tiró, uno de los pelados se soltó para amarrarse y se soltaron los dos".
De un momento a otro se fueron, todo parecía que terminaría en tragedia, pero metros más adelante pudieron ser rescatados.
"Vino otro compañero, le dio el pie y los sacó", contó Güete.
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