Largas filas de vehículos se hacen afuera y adentro de los túneles en lavía al Llano
que conectan esta región con el centro del país. Las motocicletas deben ir detrás de los vehículos a una velocidad promedio de 10 o 15 kilómetros.
La razón es que cada tres horas en ambos sentidos pasan por el puente militar, instalado tras el colapso del puente en el peaje de Naranjal, más de 1.000 vehículos que hace 14 días no lo hacían. El paso por la estructura metálica se hace lento y regulado.
La apertura de esta vía genera expectativa en comerciantes de Puente Quetame a unos minutos del puente militar.
“Me siento muy feliz porque ya tenemos ingresos y podemos darles trabajo a las muchachas que nos colaboran”, manifestó la comerciante Yurley Hernández.
Sin embargo, aseguran que la apertura gradual no es suficiente.
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“Comenzamos el trabajo, pero es muy poquita la venta, necesitamos es que abran totalmente la vía o que den más tiempo. Yo estuve perdiendo 5 millones de pesos por poquito”, señaló la vendedora Marina Quevedo.
Entretanto, cada tres horas vehículos de carga pesada y particulares pasan por el puente militar a una velocidad promedio de 10 kilómetros.
Aunque poco a poco se reactiva el tránsito por la vía Bogotá-Villavicencio y el movimiento de vehículos se ha normalizado, los usuarios en otro punto de la carretera se quejan por la demora en el trayecto.
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“Hay mucha descoordinación entre la misma Policía y la concesionaria de la vía en cuanto al paso, las horas que están establecidas en una tabla, pues en la práctica ya cuando se está uno desplazando no se cumple”, expresó el conductor Jairo Tovar que transita por la vía al Llano.
También avanza en un 10% la instalación del segundo puente militar en la zona que ayudará a regular el paso vehicular.