Conozca las Ventanas de Tisquizoque, uno de los parajes naturales más bellos de Santander, con una impresionante caverna por donde viaja una quebrada que arroja sus aguas a un abismo de más de 300 metros. Un buen destino turístico cargado de historia y exóticos paisajes para estas fiestas navideñas.
La vía se abre paso por el filo de imponentes farallones que la naturaleza labró durante millones de años. En la cordillera Oriental, al sur de Santander, el paisaje es cada vez más bello. Perfecto para los que aman la naturaleza.
Las Ventanas de Tisquizoque es quizás uno de los sitios más exóticos del país, albergando una caverna por donde transita una quebrada conocida como La Venta.
Un puente colgante cruza la quebrada y al fondo de este se puede observar cómo del techo se descuelgan las estalactitas, formadas por simples gotas de agua mineralizada que se fueron esculpiendo con el paso del tiempo.
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La quebrada rompe la montaña y arroja sus aguas en tres escalones a un abismo de más de 300 metros de altura, después de su viaje por lo alto forma una laguna llamada Charco Azul.
Camino abajo se observa el municipio de Florián, la población más próxima al lugar.
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Tisquizoque fue un cacique indígena que gobernó estas tierras, opuso fiera resistencia a la ocupación de los españoles y, antes que someterse, decidió saltar al abismo.
Detrás de los parajes de las Ventanas de Tisquizoque hay una historia por descubrir.
“Indudablemente, la parte histórica del cacicazgo de Tisquizoque junto con los cacicazgos comarcanos de Saboyá, Mopora y Casacota, inciden en la historia y en el diálogo que se le ofrece a nuestro visitante”, expresó el gestor cultural Vicente Garzón.
Estas maravillosas formaciones deben ser estudiadas más a fondo, dice el también guía turístico.
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“Necesitamos más investigación acerca de la geología, arqueología y la antropología de este sitio, que fue la posada de Tisquizoque”, acotó.
Hoy en día los pobladores de la zona piden urgente la construcción de un puente sobre el río Minero, que conectaría a Santander y Boyacá.
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Jason Velázquez es un campesino que se convirtió en guía turístico y tiene claro qué significa para la región ese puente interdepartamental.
“El puente daría como ese avance significativo para estas comunidades. El sur de Santander podría comerciar y lo mismo de allá para acá. Si hablamos del turismo, pues se vuelve un corredor y una transversal gigante”, indicó.
Este bello paraje se ha convertido en un motor de desarrollo para estas comunidades que luchan para que su historia se conozca y los colombianos los visiten. Allí está, a tan solo 2 horas del municipio de Puente Nacional. Su gente y su historia lo espera.