Pacientes embarazadas, cánceres avanzados o casos de hemofilia enfrenta el HUS de Bucaramanga, que debe recibir más pacientes con las mismas camas.
El Hospital Universitario de Santander no solo tiene que velar por la población colombiana que no tiene atención de las EPS, sino que ahora enfrenta el gran drama humano de los venezolanos que buscan atención en Colombia, tras no encontrar las condiciones mínimas en su país.
“Estamos recibiendo no solo a nuestra población vulnerable, que también la tenemos, sino que ahora también una población que desafortunadamente en su país no ha recibido ayuda en mucho tiempo”, explica Édgar Julián Niño, director del hospital.
Más delicado inclusive es el hecho de que muchos de los 1.198 extranjeros que se han atendido en lo corrido del 2018 tienen enfermedades que en Colombia ya no existen como malaria, sarampión, dengue, tuberculosis y leishmaniasis, entre otras.
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También llegan pacientes con patologías del alto costo para las IPS públicas como la hemofilia, cánceres avanzados y enfermedades coronarias, entre otras.
Eso sin contar con las mujeres embarazadas que hacen largos trayectos desde el vecino país buscando atención para ellas y sus bebés.
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Esta última población representa el 71% de los pacientes que son tratados en Santander.
Ante esta nueva situación, el hospital acumula deudas por cerca de $3.000 millones.
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