Además, las mascotas también se están volviendo un problema en los conjuntos por la irresponsabilidad de sus dueños, denuncian propietarios.
El ruido que causan algunas personas que residen en edificios y conjuntos residenciales es una de las principales denuncias que llega a las inspecciones de las alcaldías locales, según el Distrito.
Desde el año 2017 se han registrado 1.838 casos, pero el 2018 se convirtió en el año en el que más se reportaron este tipo de acusaciones con 965.
La música y la perturbación por actividades relacionadas con la construcción son las más recurrentes.
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“Yo tengo una vecina que todos los días corre la cama por la mañana y por la noche, un mueble pesado, tanto que ‘chimbronea’ la plancha”, dice Martha Suárez, habitante de propiedad horizontal.
Pero, ¿sabe usted cuáles son los niveles de ruido permitidos en propiedad horizontal?
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“No hablamos precisamente de decibeles, sino en perturbar la sana convivencia ciudadana, es decir, si alguien está en una fiesta con la debida venia de los vecinos de la comunidad, pues no va a haber queja”, señala el capitán Erik Perret, asesor jurídico de seguridad y convivencia de la Policía Metropolitana de Bogotá.
Si usted está teniendo problemas con vecinos ruidosos puede elevar la queja en la alcaldía local o en las casas de justicia para una solución.
“Cada edificio debe tener su comité de convivencia, que yo pueda llamar a cualquier miembro del comité de convivencia y decir: ‘mire, está pasando esto’. Esto con el fin de que se hable con las autoridades locales en caso tal. Lo último, desafortunadamente, pero en términos de soluciones, son las demandas, las denuncias”, asegura Antonio Hernández, director del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (Idpac).
Quien incurra en este tipo de conductas podría enfrentar multas estipuladas en el Código de Policía, que van hasta los 220.831 pesos.
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Mascotas, problema latente
Los animales también se han convertido, para muchos, en uno de los problemas más frecuentes en los conjuntos residenciales. El ruido que generan y la falta de aseo por parte de sus dueños son algunos de ellos.
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Sin duda, se han vuelto otro integrante de las familias. Según cifras de Fenalco, en el país hay cerca de 5 millones de mascotas y el 43% de los hogares tiene una, en su mayoría perros.
A pesar de su nobleza y alma juguetona, en algunos casos se han trasformado en detonante de problemas de convivencia entre los vecinos de apartamentos o casas.
“La gente no es consciente de que los perros grandes deben ir con bozal, no se les olvide que son animales y uno no sabe en qué momento vayan a reaccionar de una manera negativa contra otros perros y contra las mismas personas”, dice María Jimena Silva, propietaria de una mascota.
En muchos de los casos, algunos conjuntos han modificado el manual de convivencia y prohíben la tenencia de perros de razas peligrosas o la permeancia de los animales en áreas comunes.
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Pero, según la sentencia de la Corte Constitucional y el Instituto Distrital de Protección Animal, ese tipo de prohibiciones son contrarios a las normas y violan los derechos del dueño y del perro que, según la Corte, es considerado como un ser sintiente.
El ladrido de los perros también genera quejas, sin embargo, hay que recordar que es una conducta natural del animal, por tanto, en ocasiones resulta incontrolable y en ningún momento puede ser tomada como causal de expulsión de la mascota.
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A su vez, cuando las mascotas estén en el espacio público y en zonas comunes de conjuntos residenciales, tendrán que contar con la correa o traílla y si son de razas peligrosas deberán tener bozal.